Panorama #5

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Domingo 17 de marzo de 2024

 

Jorge Luis Borges propone, al final de su poema Ajedrez, una cadena de jugadores que no son conscientes de ser piezas en un juego más grande: “Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada / reina, torre directa y peón ladino / sobre lo negro y lo blanco del camino / buscan y libran su batalla armada. // No saben que la mano señalada / del jugador gobierna su destino, / no saben que un rigor adamantino / sujeta su albedrío y su jornada. // También el jugador es prisionero / (la sentencia es de Omar) de otro tablero / de negras noches y de blancos días. // Dios mueve al jugador, y éste, la pieza / ¿Qué dios detrás de Dios la trama empieza / de polvo y tiempo y sueño y agonía?”. No le presta atención el poeta a lo que pasa alrededor de cada pieza cuando es movida. Cada movimiento (o falta de movimiento) de cada pieza determina las posibilidades de movimiento de las demás. El famoso jaque mate pastor, que termina el juego apenas empieza, es posible porque un jugador inexperto dejó quietos unos peones que, en lugar de defender al rey, terminan imposibilitando su huida. Además, en este extraño mundo que habitamos, eso que llamamos la realidad, los juegos y los tableros se superponen, se entrelazan, se atraviesan. Por momentos somos jugadores, por momentos piezas, por momentos espectadores, por momentos motas de polvo que se agitan cuando la base afelpada de una torre se apoya en un casillero. La mayor parte del tiempo somos todo eso a la vez. La puja por el derecho a la salud es un ejemplo de esa complejidad.

El rechazo por parte del Senado del decreto de necesidad y urgencia (DNU) número 70/23 fue una jugada tardía en respuesta al movimiento del gobierno nacional para quitarle dinero a la clase trabajadora y los sectores medios y entregárselo a los representantes del poder económico concentrado. En la parte que le compete directamente al sistema de salud, el traspié parlamentario encendió las alarmas de las empresas de medicina prepaga, que ya llevan un aumento acumulado del 160% desde el 20 de diciembre del año pasado, cuando el DNU dejó sin ningún tipo de regulación las tarifas. Su preocupación venía aumentando ante la proliferación de medidas cautelares emitidas en favor de clientes individuales que reclamaban volver a pagar lo mismo que en diciembre y la habilitación por parte de la Corte Suprema de Justicia de la Nación de registrar este tipo de reclamos en el Registro de Procesos Colectivos dependiente de ese tribunal. No hay que olvidar que, aun cuando los aumentos de las prepagas vuelvan a tener que ser autorizados por el Estado Nacional, la autoridad competente está a cargo de un ex director de OSDE.

La epidemia de Dengue continúa avanzando en el país y en la región. En el conjunto de los países del Cono Sur, en los primeros meses del año se vio un aumento de la cantidad de casos del 249% con respecto al mismo período del año pasado. En Argentina, la cantidad de casos en lo que va de 2024 es 17 veces superior a los que se registraron en los primeros dos meses de 2023. Eso habla, por un lado, de un adelantamiento de la curva estacional de la enfermedad (por lo general el aumento más pronunciado de casos se da durante el otoño) y, por otro, de un escenario nuevo en el que se vuelve difícil proyectar los límites de la epidemia. Puede observarse también que el foco se corrió desde el NEA (que tuvo casos todo el año y hasta inicios de este verano era el sitio casi exclusivo de aparición de casos) hacia el centro del país. En ese contexto, el gobierno nacional se limita a recomendar que las provincias (a las que se recortan discrecionalmente los recursos) hagan algo y que cada individuo intensifique las acciones para evitar que el mosquito Aedes aegypti se reproduzca. Como viene siendo cada vez más evidente, la solución individual no funciona en general y en el caso del Dengue, tampoco. La coordinación de acciones entre la Nación y las provincias, el fomento de nuevas estrategias tecnológicas para evitar la reproducción del mosquito y el contagio de la enfermedad podrían ser de gran utilidad para abordar el problema actual y prevenir brotes futuros pero la voluntad política del gobierno nacional sigue yendo en la dirección opuesta.

La violencia en Rosario también es un problema de salud. Por un lado, porque aumenta la mortalidad por homicidio. La táctica que adopten los Estados provincial y nacional para enfrentar el problema será clave. Si el cuidado de la población quedara fuera al momento de decidir intervenciones de las fuerzas de seguridad, aumentaría el riesgo de que se conciban las muertes como “daños colaterales” en el marco de una guerra. Una concepción ajedrecística del conflicto olvida que en el medio de los bandos hay gente con vidas frágiles pero nunca anónimas. Por otra parte, las trabajadoras y trabajadores de la salud fueron blanco de amenazas que derivaron en una medida de fuerza de los gremios estatales. Por último, en vísperas de un nuevo aniversario del golpe militar que dio inicio a la última dictadura, es tremendamente importante evitar que la lucha contra el narcotráfico sirva como excusa para habilitar la intervención de las fuerzas armadas en asuntos de seguridad interior. La salud de todo el Pueblo y de la vapuleada democracia argentina estaría en peligro.

 

 

 

 

Leonel Tesler es médico especialista en psiquiatría infanto-juvenil. Presidente de Fundación Soberanía Sanitaria y Director del Departamento de Ciencias de la Salud y el Deporte de la Universidad Nacional de José C. Paz.