Panorama #11

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Domingo 26 de mayo de 2024

Circula en las redes un poema titulado La Patria que suele ser atribuido a Mariano Moreno pero en realidad fue escrito por Julia Prilutzky Farny y dice así:

Se nace en cualquier parte. Es el misterio,
– es el primer misterio inapelable –
pero se ama una tierra como propia
y se quiere volver a sus entrañas.

Allí donde partir es imposible,
donde permanecer es necesario,
donde el barro es más fuerte que el deseo
de seguir caminando,
donde las manos caen bruscamente
y estar arrodillado es el descanso,
donde se mira el cielo con soberbia
desesperada y áspera,
donde nunca se está del todo solo,
donde cualquier umbral es la morada.

Donde se quiere arar. Y dar un hijo.
Y se quiere morir, está la patria.

¿Por qué Mariano Moreno es más digno de haber escrito ese poema que Julia Prilutzky Farny? ¿Por qué el poema vale más si lo escribió él? Julia Prilutzky Farny era mujer, inmigrante (por eso abre el poema diciendo “se nace en cualquier parte”), desconocida u olvidada (según el mito, tuvo una fama fugaz cuando sus poemas de amor se incluyeron en el libreto de la telenovela de Alberto Migré Pablo en nuestra piel) y peronista. Tal vez por uno o más de esos atributos a alguien se le ocurrió que no merecía ser autora de su propio poema. 

Quien haya decidido cambiar de autor al poema La Patria seguramente tenía las mejores intenciones. Le debe haber parecido importante que se volviera conocido porque es muy probable que sea o haya sido un patriota. Debe caerle bien Moreno porque decidió atribuirle unas palabras hermosas y emotivas. Si le cae bien Moreno, debe tener algo de demócrata, algún ansia de pelear contra las injusticias. Quizá piense parecido a nosotrxs. Sin embargo, no tuvo inconveniente en tergiversar la historia ni en robarle el poema a su autora. Su actitud obliga a preguntarnos hasta dónde somos capaces de hacer cosas que no están del todo bien o con las que no acordamos en pos de un objetivo superior ¿Es válido utilizar las mismas tácticas de las que acusamos a nuestros adversarios si consideramos que son efectivas? ¿Lo malo se vuelve bueno en manos de gente buena? ¿Cuál es nuestro objetivo superior? ¿Qué tan superior es?

Doy fe de que muchxs de quienes reenviaron o republicaron La Patria atribuyéndoselo a Moreno también tenían buenas intenciones. Su decisión, y no su error, fue replicar sin preguntar. No está equivocada la persona que no cuestiona. Lo hace a conciencia y le resulta útil para sostener su fe, su pertenencia a un colectivo, su rutina, sus afectos. Cuestionar cada cosa que se lee, en ocasiones puede ser peligroso y la mayor parte de las veces es una absoluta pérdida de tiempo ¿Para qué hacerlo entonces?  Para ser libres, para ser iguales, para ser coherentes y para que, en una de esas, aportemos una idea que sirva para que de a muchxs transformemos la realidad.

Es bastante sencillo acceder a un auténtico texto de Moreno que goza de una actualidad casi sorprendente: “La libertad de los pueblos no consiste en palabras ni debe existir en los papeles solamente. Cualquier déspota puede obligar a sus esclavos a que canten himnos a la libertad; y este cántico maquinal es muy compatible con las cadenas, y opresión de los que lo entonan. Si deseamos que los pueblos sean libres, observemos religiosamente el sagrado dogma de la igualdad.”[1] En un momento decisivo de la Historia, en el inicio de la génesis de este país que tenemos por patria, apostaba por la radicalización de la Revolución y establecía la igualdad como condición para la libertad.

En nuestro presente es desesperante que aceptemos la desigualdad como parte inmutable de la realidad, casi como si fuera natural, y que cedamos la libertad como bandera ¿Qué comodidad extraña es la de asumir que hay estructuras injustas e incuestionables? ¿Qué es lo que nos conviene de perpetuar el statu quo? ¿Qué lucha contra nuestros propios prejuicios debemos librar para que podamos transformar la realidad y, antes, el horizonte de lo posible?


[1] Moreno, M.  “Supresión de los honores del presidente” en Colección de arengas en el foro y escritos del Dr. Moreno, Londres, Jaime Pickburn, 1836. Disponible en  https://archive.org/details/BRes1406881/page/n431/mode/2up