MIGRACIÓN Y SALUD

Los efectos de la aculturalización

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¿Es la aculturación un condicionante de la salud? ¿Cuál puede ser su impacto? Algunos datos y reflexiones nos ayudan a comprender esta problemática y a pensar en la necesidad de hacer foco en políticas de salud que tengan en cuenta la condición del migrante.

En la literatura el concepto de “aculturación” explica la adopción de nuevos valores y comportamientos culturales por parte de las personas provenientes de otras culturas, al tiempo que van dejando de lado aquellos relacionados con la suya original. No se trata de un proceso lineal ni sencillo sino que suelen adquirirse y retenerse comportamientos simultáneamente, obteniendo con frecuencia costumbres culturales mixtas. Este concepto puede observarse a lo largo de toda la historia de la humanidad: en 1990 representaba la situación de 154 millones de personas, en 2015, de 254 millones, dicho otro modo afecta a 1 de cada 30 personas a nivel mundial. Los tres países que en la actualidad tienen mayor porcentaje de extranjeros sobre el total de su población son Luxemburgo (42%), Israel (32%) y Suiza (28%). Sin embargo, uno de los países con mayor cantidad absoluta de inmigrantes es Estados Unidos, con 47 millones de extranjeros (19% de la población). Si bien los efectos de la aculturación en la salud dependen de muchas características como el país de origen y destino, los motivos de la migración, las condiciones personales/familiares, entre tantas otras, todos los inmigrantes experimentarán algún tipo de impacto en su salud.

En la literatura médica se ha estudiado este tema en profundidad, tanto analizando lo riesgoso que puede ser para la salud una sobreadaptación a una determinada cultura, como también los efectos protectores asociados a patrones culturales saludables.

Vamos a analizar algunos ejemplos. Los asiáticos que viven en Estados Unidos constituyen una población con menores índices obesidad que la mayoría del resto de los grupos étnicos que allí viven y esta característica se ha correlacionado con una mayor expectativa de vida. A su vez, esta menor prevalencia de obesidad en los asiáticos es aún menor en los asiáticos que migraron que en los hijos de asiáticos nacidos en Estados Unidos, sugiriendo que el tiempo de residencia también va jugando un rol en la adquisición de patrones obesogénicos como el mayor consumo de gaseosas y de comida chatarra. Un estudio realizado por la Universidad de California- San Francisco señaló los efectos protectores de la mantención de la cultura original en los inmigrantes sobre la obesidad, medido a través de la conservación de la lengua madre. La fluidez del lenguaje es un determinante clave en los procesos de adaptación a nuevos entornos, al tiempo que puede ser utilizado para evaluar el grado de apego a la cultura original en las futuras generaciones.

Sin embargo, los efectos de la aculturación en otros grupos étnicos pueden ser diferentes. Estudios realizados en la población de latinos que viven en Estados Unidos señalaron que si bien la obesidad tiende a crecer a medida que es mayor el tiempo de residencia en ese país, en las mujeres latinas el hecho de hablar inglés de manera fluida o de presentar mayores niveles de asimilación cultural se asoció con una menor prevalencia de obesidad, sugiriendo en este caso cierta protección de la nueva cultura. En esta dirección, se observó que los latinos que hablaban y leían en inglés entendían con mayor frecuencia las etiquetas nutricionales de los productos, llevándolos a tener mejor calidad nutricional en su alimentación.

Por otra parte, la información actual sobre los efectos de la migración en la salud en América Latina es limitada y en muchas ocasiones desactualizada. En algunos casos se observa que la migración mejora las condiciones de vida y el estado de salud, mientras que en otras situaciones se percibe lo contrario.

Es necesario entender a la migración como un derecho humano y valorar su aporte al desarrollo económico y social de los países. Profundizar en la investigación de las condiciones de salud de quienes nacen en otros países y eligen vivir en la Argentina nos permitirá no solo mejorar la caracterización sanitaria y los efectos de la aculturación de este colectivo heterogéneo, sino además implementar políticas que permitan mejorar su salud.

· Jonatan Konfino ·

Médico especialista en medicina interna, magíster en efectividad clínica (UBA). Docente de Salud Pública de la UNAJ. Investigador en salud en CEDES. Director de Planificación, Promoción y Programas de Salud de Alte. Brown.

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