Lealtad es garantizar derechos

Eva y las enfermeras
  • Twitter
  • Facebook

El abanico de oportunidades que posibilitó el 17 de octubre 1945 en el ámbito de la Salud.

El 27 de octubre de 1943, Perón asume la conducción del Departamento Nacional del Trabajo, que en pocos años se jerarquiza y se transforma en la Secretaría de Trabajo y Previsión Social. Nos interesa tomar esta fecha como punto de partida de las transformaciones económicas, políticas y sociales que se produjeron en nuestro país a mediados del siglo XX. Aquí, comienza una nueva etapa en la relación del Estado con el movimiento obrero organizado, que cada vez va tomando mayor protagonismo de la mano de la creciente industrialización. 

Durante este periodo se consiguen mejoras en las condiciones de trabajo largamente postergadas como el estatuto del peón, el establecimiento del seguro social obligatorio, la mejora salarial, el aguinaldo, las vacaciones pagas, las indemnizaciones y la jornada de 8 horas. Esta ampliación de derechos en el ámbito laboral, las mejoras sustanciales en las condiciones de vida de la población y la creciente organización del movimiento obrero son algunos de los hechos que confluyen el 17 de octubre de 1945, cuando los trabajadores y trabajadoras concentradas en la Plaza de Mayo producen el mayor acontecimiento popular hasta ese entonces, cambiando el curso de la historia de nuestro país.

Ya con Perón como presidente, es imprescindible ocuparse de la salud de la población teniendo en cuenta, entre otros padecimientos, que la expectativa de vida de gran parte de quienes vivían alejados de la ciudad no superaba de los 40 años. Esta situación es reflejada por el informe de Bialet Massé. Un personaje polifacético, médico, abogado y constructor del Dique San Roque en Córdoba, que recorre la Argentina y comparte la vida de los explotados, de los trabajadores del campo y la ciudad. Convive con  artesanos, obreros y obreras en los conventillos; y también comparte el trabajo, la comida y el hambre con las comunidades originarias. Es en este compartir que constata que las enfermedades que padece el pueblo trabajador son consecuencia de la inhumana forma de vida, de las condiciones laborales, del hacinamiento y de la pobreza. La falta de agua potable, de vivienda digna, de comida adecuada y de higiene eran el sustento para la proliferación de enfermedades infecciosas, como el paludismo y la tuberculosis, y la elevada mortalidad materno infantil, signo vergonzoso de esa época.

El periodo analizado por Massé es un período histórico de profundas desigualdades, donde los lujos desmedidos eran moneda corriente para un puñado de privilegiados pertenecientes a la oligarquía que importaba bienes suntuosos de Europa y sus hijos varones iban a consumir cultura, educación y salud a Inglaterra y Francia, mientras que la pobreza, la miseria y las enfermedades, hacían estragos en el pueblo argentino.

 

La salud como derecho humano

La respuesta a esta situación llega de la mano del Peronismo, con Evita y Ramón Carrillo, primer Ministro de Salud del país. La salud, que hasta ese momento era una responsabilidad individual de aquellos que podían pagarla y un acto de caridad para brindar la mínima atención al pueblo, se constituye como derecho humano irrenunciable e invulnerable y se consagra en la Constitución nacional del ‘49. El 23 de mayo de 1946 se crea la Secretaría de Salud, y en 1949 se transforma en Ministerio de Salud. 

La situación de los servicios de salud con la que se encuentra el Dr. Carrillo  es de extrema desorganización, con instituciones de salud y camas insuficientes, sin equipamiento médico ni insumos, sin organización por complejidad, con escaso personal y poca capacitación. Esto dejaba a grandes sectores del pueblo sin la posibilidad de acceder a una atención médica adecuada. Las prioridades que se fijan desde la Secretaría de Salud para actuar en forma inmediata, tienen que ver con el fortalecimiento y las condiciones de las instituciones sanitarias por un lado y por el otro lado, con el abordaje de distintas afecciones como la tuberculosis, enfermedades venéreas, la mortalidad infantil, epidemias, inválidos, la salud mental y, con todo esto, aumentar el promedio de vida de la población.

 

La Salud en el PLAN QUINQUENAL 1947-1951

El Dr. Carrillo establece el marco conceptual en el cual se desarrollarán las políticas de salud: «Ningún habitante de la Nación puede estar desamparado por el solo hecho de carecer de recursos. El dolor y la enfermedad son niveladores sociales; por eso no existirá verdadera justicia social si el pobre no dispone de idénticas posibilidades de curarse que el rico, si no cuenta con los mismos elementos e igual asistencia médica que éste.” 

Desde esta perspectiva sanitarista, el Plan Quinquenal no sólo debía aumentar la capacidad de respuesta del sector con la construcción de nuevos hospitales, de centros de salud, de hogares para niños, ancianos y mujeres solteras, sino que también era fundamental mejorar las condiciones de vida de los sectores populares, que incluía otras dimensiones como la educación y la vivienda como parte de la salud integral. El mismo se establece como un plan arquitectónico y urbanístico que apunta al confort (no al lujo) y a la preservación de lo acogedor y de la alegría ambiental. 

Cabe destacar que a partir de este primer Plan se crea la “Fundación Eva Perón” en 1948. Esta se constituye como una herramienta fundamental para materializar uno de los principios del peronismo: la Justicia Social. La Fundación permitía sortear las trabas burocráticas y llegar con la ayuda social a todo el país. Además, desde esta institución se consolidó la Escuela de Enfermería Eva Perón, donde se profesionalizaron cientos de enfermeras.

 

Escuela de Enfermería

En 1947, Ramón Carrillo publicó su Plan Analítico de Salud Pública donde plantea que una de las metas necesarias para atender la salud de la población, es la incorporación de 20.000 enfermeras profesionales. Para esta tarea Carrillo encontró una colaboradora inteligente y eficaz: Teresa Adelina Fiora, secretaria de la Escuela de Enfermeras del Hospital Peralta Ramos. Ella propuso la centralización de todas las escuelas existentes y la creación de nuevos planes de estudio para modernizar la enseñanza. Teresa organizó en menos de un año la “Escuela de Enfermería Eva Perón”, con un plan de estudios que abarcaba las áreas más importantes en prevención y atención de los problemas de salud prevalentes. La formación básica de las enfermeras duraba dos años y se capacitaban en la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades prevalentes y el dominio de la tecnología existente. Podían continuar un posgrado durante dos años que incluía una residencia y práctica hospitalaria.

Había una materia que se repetía los dos años; “la Doctrina Peronista”. El objetivo era muy concreto: formar enfermeras que además fueran justicialistas. La alumna es preparada para el civismo, pues con la conquista de los derechos políticos de la mujer, adquiere gran importancia la capacitación de la juventud femenina en ese campo. Se buscaba revolucionar la enfermería y el país.

Evita quería profesionales capaces de trabajar en áreas alejadas donde no hubiera médicos si fuera necesario. Nilda Cabrera, egresada de la escuela en 1951 dice “todo era revolucionario, nos enseñaban a manejar motos, jeeps y ambulancias”. Las enfermeras manejaban los vehículos de la Fundación: ambulancias, ambulancias hospitales con 10 camas en su interior, ambulancias equipadas para la cirugía de urgencia, equipos para realizar transfusiones y oxigenoterapia, jeeps, motocicletas y vehículos para transportar equipos médicos o enfermos en cualquier terreno.

Evita, Carrillo y la Justicia Social

Durante este período se organizó el Sistema Nacional de Salud Pública en todo el territorio nacional, con integración provincial y municipal, de acceso universal. Además se implementó la vacunación infantil obligatoria, se redujo la mortalidad infantil del 90 % a 56 % (tiempos de epidemia) y aumentó la expectativa de vida de  61,7 años a 66,5 años.

Ramón Carrillo como Secretario de Salud y Carlos Alvarado como Director de la Lucha Contra las Enfermedades Infecciosas Endémicas en el Noroeste lograron erradicar el paludismo. Argentina se convertía en el primer país del mundo que lograba terminar con esta enfermedad en su territorio y era uno de los países de la región con más baja mortalidad infantil. Alvarado además desarrolló una nueva experiencia en atención primaria, las rondas periódicas de Agentes de Salud formados por miembros de la misma comunidad a la que se debía cuidar.  

En agosto de 1951 se puso en marcha el 1º recorrido del Tren Sanitario llevando médicos y enfermeras para la vacunación y atención médica primaria, con sala de rayos entre otros servicios. Además, se aprovecha para registrar las necesidades de los pueblos visitados. La primera gira concluyó el 14 de noviembre de ese año dejando tras de sí miles y miles de personas atendidas, de jornadas de educación y capacitación para el cuidado de la salud y de la higiene como prevención de enfermedades. Esta iniciativa parte de la concepción de acercar la salud al lugar donde habitan las personas. También, durante este periodo se crea la primera fábrica nacional de medicamentos, EMESTA, con lo que se puso al alcance de toda la población de bajos recursos la medicación necesaria. Se aseguró el abastecimiento de los hospitales y centros de atención públicos sin tener que recurrir a los laboratorios privados. En 1946 se disponía de 66.000 camas aproximadamente y en 1954 la disponibilidad llegaba a 131.000. Intervinieron en este resultado tanto el Ministerio de Salud Pública, la Fundación Eva Perón, los gobiernos provinciales, las municipalidades y las incipientes obras sociales o mutuales de los gremios. 

Dice Evita en La Razón de mi vida: “Mis hospitales quieren ser alegres, sus paredes decoradas con arte, sin camas blancas, sus ventanales son amplios y sus cortinados hogareños (…) como para que ningún enfermo se sienta en un hospital.”  Es tal vez por eso que el mármol que la oligarquía hacía traer de Europa para sus pisos y sus baños, Evita los hacía poner en los Hospitales como una muestra de respeto a la dignidad de las personas que allí se atenderán.

Se organizaron los campeonatos y juegos infantiles y juveniles Evita, para el deporte y la recreación de niños, niñas y jóvenes, entendiendo que la felicidad y el ocio forman parte de la salud. Para inscribirse en estos campeonatos se les realizaba un exámen médico, se completaba la vacunación y se podía intervenir rápidamente en la solución de los problemas que allí aparecieran. Se estima que alrededor de un millón de niños, niñas y jóvenes participaron de estos eventos durante las presidencias de Perón, incluso Diego Armando Maradona.

La concepción de salud del peronismo, se puede sintetizar en lo expresado por el Dr. Ramón Carrillo: No puede haber política sanitaria sin política social y para ello fue necesario una fuerte participación del Estado: no sólo como financiador, sino también como regulador y planificador del desarrollo de los servicios de salud en todo el territorio nacional, entendiendo las diferencias existentes entre las provincias y las necesidades particulares de la población. 

Esta mirada de la salud como derecho está asociada a la construcción de un modelo de país, un país con justicia social, soberanía política y libertad económica. Estos principios son los que hicieron posible crear un sistema de salud fuerte con los logros sanitarios enumerados previamente, en una sociedad que veía mejorar diariamente sus condiciones de vida. La ampliación de derechos y la salud se dan la mano. Tanto es así que el 23 de septiembre de 1947 se promulga la Ley 13.010 de sufragio femenino, también conocida como “Ley Evita” y el 22 de noviembre de 1949, a través de un decreto presidencial se estableció la gratuidad de la universidad.

El derecho a la salud: modelos en disputa

A partir del Golpe de Estado de 1955 muchas de estas políticas fueron abandonadas y, de la mano de los gobiernos neoliberales, el Estado Nacional fue perdiendo el rol de regulador y organizador de un sistema nacional de salud, competencias que fueron delegadas a las provincias sin los recursos económicos necesarios. La descentralización provocó profundas desigualdades en los sistemas de salud provinciales, ya que dependían de la capacidad de generar sus propios recursos.

La desregulación de las Obras Sociales en la década del 90 terminó con el carácter solidario de las mismas. Este principio suponía que todos los afiliados recibían la misma atención de salud y aportaban de acuerdo a su salario. De la mano de esta política, proliferan las instituciones de la Medicina Prepaga que captan a los empleados de mayores ingresos y desfinancian el Sistema de la Seguridad Social.

Si bien durante los gobiernos populares de este siglo se avanzó en la reconstrucción de una perspectiva sanitarista de inclusión, nuestro actual sistema de salud aun es un sistema segmentado y fragmentado, organizado de acuerdo al pensamiento de los gobernadores provinciales y del intendente de la Ciudad de Buenos Aires. Se ha perdido el carácter universal por el cual pueden atenderse todas las personas que habitan el territorio nacional.

La situación sanitaria actual es angustiante, gran parte de la población se encuentra sumida en la pobreza y se comienzan a ver nuevamente las mismas enfermedades de  mediados del siglo pasado. El sistema de salud se encuentra inserto en un modelo económico neoliberal, liderado por un presidente que manifestó su intención de destruir el Estado desde adentro, eliminando su rol de regulación e igualador de oportunidades. Ante este panorama, la responsabilidad social de los servicios de salud se ve incrementada. Quienes entendemos que no puede haber política sanitaria sin política social, estamos obligados a construir espacios de encuentro de los funcionarios y equipos de salud con los usuarios, que sean de cuidado y que sostengan este derecho todos los días y en comunidad. El Derecho a la Salud se construye en el marco de un desarrollo económico con distribución del ingreso, en un modelo de país libre, justo, soberano y feminista. Un país que garantice la felicidad del pueblo. Felicidad y salud son inseparables.

Referencias

  • Constitución de la Nación Argentina (1949) 
  • Flores Maria Elena (2007). Una política de salud basada en derechos sociales: la propuesta sanitaria del Dr. Ramón Carrillo. Argentina.

 

 

Mabel Careaga es médica nefróloga infantil, Directora Asociada de CUCAIBA. Coordinadora del Programa Provincial de Salud Renal del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires y Referenta del organismo de derechos humanos “Familiares y Amigos de los 12 de la Santa Cruz”.
@cmcareaga

Dejá un comentario

Tu email no será publicado.