En lo que transcurre del siglo XXI la Argentina transitó la crisis más profunda de su historia, generada por las políticas neoliberales de la década del 90. Luego, el país logró desarrollar un modelo de desarrollo democrático con inclusión social, a partir de promover el desarrollo industrial con sustitución de importaciones, el valor agregado a la producción primaria (fundamentalmente agrícola) y a un proceso de integración latinoamericanista, que significó una disminución sustantiva de la desocupación, la precarización laboral y la pobreza. Sin embargo, a partir del 10 de diciembre del 2015 se ha iniciado un acelerado proceso de restauración neoliberal.
Los mecanismos de la restauración neoliberal
La devaluación, el pago a los fondos buitres, la eliminación de las retenciones a las mineras y agroexportadoras llevaron a un shock inflacionario. Simultáneamente, despidos y tarifazos, el ataque al salarios y las jubilaciones y las modificaciones impositivas regresivas, llevaron rápidamente a una transferencia muy grande de recursos de la mayoría de la población, en particular de los trabajadores, al sector financiero y a las grandes corporaciones del capital concentrado.
En el tercer trimestre del 2016, el 20 por ciento más rico acumuló el 48,4 por ciento de los ingresos de la economía y el 20 por ciento más pobre se quedó con el 4,3 por ciento.
Para el bloque de poder hegemónico, que está representado en el gobierno del macrismo-radicalismo, la reforma laboral, la previsional y el ajuste en el gasto público, son los mecanismos que le garantizan cumplir sus objetivos, acentuar la distribución regresiva del ingreso y restaurar en todos los órdenes de la vida el sistema neoliberal.
La restauración neoliberal no se limita solo al plano económico, incluye los aspectos ideológico y culturales. En ese sentido es útil recordar lo que señalaba Ricardo Foster: “En nuestra geografía sureña eso lo podemos comprobar al experimentar la diferencia que existe entre la publicidad de una “revolución de la alegría” propuesta por el gobierno de Macri y la despiadada implementación de un programa de transferencia de recursos desde los sectores populares y asalariados a las grandes corporaciones financieras, a los dueños de la soja y a las empresas multinacionales. En todo caso, entre la ficción propagandística y la realidad de un aceleramiento de la desigualdad se ha colado una nueva y pujante maquinaria de producción intensiva de subjetividades sujetadas al engranaje del consumo infinito que encuentra su otro rostro en las nuevas formas de exclusión.”
Es esa maquinaria de producción de subjetividad, que actúa fundamentalmente desde los medios de comunicación y a través de un discurso que tiende a desvirtuar la realidad y cambiar el sentido de los hechos, se instala como inevitable la necesidad de introducir las reformas en el mundo laboral que eliminen, como en el pasado, las conquistas y derechos de los trabajadores. En ese escenario la reforma a la Ley de Riesgos del Trabajo, la flexibilización laboral y los despidos ocupan un lugar central en la restauración neoliberal.
El período de gobierno que va del 25 de mayo del 2003 a noviembre del 2015 dejó un país desendeudado, con bajo desempleo, un generoso mercado interno y un amplio sector de pequeñas y medianas empresas que emplea mano de obra intensiva.
Los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner en materia de salud de los trabajadores
Un balance de los gobiernos de Néstor y Cristina excede el alcance de este artículo. A modo de síntesis digamos que en este período se logró resolver una parte importante de los graves problemas derivados de la crisis del 2001.
El período de gobierno que va del 25 de mayo del 2003 a noviembre del 2015 dejó un país desendeudado, con bajo desempleo, un generoso mercado interno, un amplio sector de pequeñas y medianas empresas que emplea mano de obra intensiva, un consumo importante; un país que fortaleció la integración regional, con acuerdos con los grandes países emergentes, que estableció nuevos derechos y reivindicó como ninguno antes los derechos humanos.
En relación específicamente a la salud de los trabajadores, una síntesis de los resultados podemos resumirlo de la siguiente manera:
1- Duplicación de trabajadores incluidos en el Sistema de Riesgos del Trabajo pasando de 4.5 millones en el año 2003 a 9.836.004 en noviembre del 2015. Además, una importante disminución del trabajo no registrado, a pesar de mantenerse alto aún los índices de informalidad.
2.- Disminución de los accidentes de trabajo y los accidentes mortales. Incremento de los accidentes In Itinere.
El último informe Anual Estadístico, publicado por la Superintendencia Riesgos del Trabajo (SRT) del año 2015, muestra que se mantuvo esta tendencia a pesar de que, como parte del apagón informativo que fomenta la gestión actual, los datos se presenten en otro formato dificultando las comparaciones.
3.- A pesar de la disminución de los accidentes de trabajo, se incrementan los días de baja por accidentes de trabajo.
4.- Incremento del costo del seguro de riesgos del trabajo representando casi el 10% de la masa salarial total de los trabajadores cubiertos en el sistema. Sobre una recaudación anual de 54 mil millones de pesos anuales la ganancia es aproximadamente del 20% por parte de las Aseguradoras de Riesgos del Trabajo Privadas.
5.- El 69,6 % de las enfermedades ocupacionales se diagnostican y tratan fuera del Sistema de Riesgos del Trabajo, fundamentalmente en las Obras Sociales Sindicales y el Sistema Público de Salud.
6.- Desde el comienzo del siglo hasta la fecha no se modifica sustancialmente el índice de enfermedades ocupacionales o profesionales reconocidos por el sistema, variando de 1,2 a 1,47% sobre el total de los eventos denunciados entre el 2006 y el 2015, constituyendo lo que hemos denominado el ocultamiento jurídico – epidemiológico de la enfermedad profesional en la Argentina.
El mecanismo por el cual siempre se reconoce el mismo índice de enfermedades profesionales está en las limitaciones que imponen el listado de enfermedades profesionales, el manual de procedimiento para reconocerlas de acuerdo a los Decretos 658 y 659 del año 1996, vigentes hasta la fecha de hoy, y los rechazos que realizan las ART y las Comisiones Médicas dependientes de la SRT.
Un logro importante, a pesar de las limitaciones señaladas, es el reconocimiento, a partir de octubre de 2012, de las hernias, las várices y las lumbalgias como enfermedades profesionales, una reivindicación histórica en materia de defender la salud de los trabajadores.
7.- La salud de los trabajadores en el marco del Sistema de Seguridad Social en la Argentina se encuentra fragmentada y disociada en dos espacios institucionales distintos, lo cual dificulta políticas integrales en materia de salud, tanto en la prevención, como la atención y promoción para los trabajadores.
a.- En la órbita del Ministerio de Salud de la Nación y a través de la Superintendencia de Servicios de Salud se regula y fiscaliza el funcionamiento de más de 300 obras sociales sindicales que dan cobertura a la enfermedad y la asistencia médico-sanitaria a más de 19 millones de trabajadores y sus respectivas familias.
b.- La defensa del empleo, la regulación de las relaciones laborales, el Sistema jubilatorio y el Sistema de Riesgos del Trabajo están en la órbita del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación.
8.- El cuerpo legal vigente lo constituyen: la Ley de Higiene y Seguridad Nº 19587/79 y los decretos reglamentarios Nº 315 /76 y Nº 1338/96 , la Ley Riesgos del Trabajo Nº 24557/76 y sus numerosos decretos y resoluciones junto con la Ley Nº 26.773 denominada Régimen de Ordenamiento de la Reparación de los Daños Derivados de los Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales, sancionada en octubre del 2012 y el Decreto Nº 1720/2012 que ordena la Constitución de Entidades Aseguradoras de Riesgos del Trabajo Sin Fines de Lucro, “Art-mutual”. Estas normas son las principales normas vinculadas a la salud y seguridad en el trabajo.
Esta legislación ha configurado un sistema cuyas características principales son:
- Tiene carácter de obligatorio para todo empleador, está desvinculado del resto de la seguridad social, es privado y se desenvuelve en el sector financiero con el objetivo final del lucro para las compañías de seguros.
- Es un sistema caro, ineficiente, que no previene lo suficiente los accidentes de trabajo, desconoce las enfermedades profesionales y descarga el peso del diagnóstico y la atención de estas últimas en el sector público y las obras sociales sindicales.
- Es fuente de alta conflictividad y no logró detener ni reducir la litigiosidad en relación a los infortunios de los trabajadores y su justa reparación, dado el altísimo nivel de incumplimientos de las ART y los empleadores.
- El mercado de las ART es un mercado concentrado que obtuvo para los años 2013 y 2014 una tasa de ganancia del 19,47% anual a partir del manejo financiero, sobre el volumen total de lo recaudado.
Lamentablemente durante los años de Gobierno Democrático Popular, ya sea por compromisos asumidos o por una débil política en el marco de las alianzas en particular con la UIA (Unión Industrial Argentina), no se logró derogar la Ley de Riesgos del Trabajo, modificar la Ley de Higiene y Seguridad sancionada durante la última dictadura, ni estatizar las ART como se hizo con las AFJP. Esto permitió a las compañías de seguros acumular una ganancia fenomenal durante el período y mantener una cuota de poder a través de la Unión de Aseguradoras de Riesgos del Trabajo (UART), la cual hoy sin mayores inconvenientes puede manejar, como en la década de los 90, la totalidad del sistema.
· Jorge Kohen ·
Es investigador del Consejo de Investigaciones de la Universidad Nacional de Rosario, Director de la Carrera de Especialización en Medicina del Trabajo y Secretario de Extensión Universitaria de la Facultad de Ciencias Médicas y Profesor Adjunto en la Facultad de Psicología de esa misma de casa de altos estudios.