Las universidades nacionales han llegado al límite de su capacidad a tan solo un mes y medio de la vuelta a clases. Hoy, en la Universidad de Buenos Aires, cursan a oscuras. Con el gasto de servicios reducido al mínimo, en la Facultad de Medicina muchos suben por escalera más de 15 pisos para rendir o asistir a una clase sabiendo que quizás sea la última. 60 mil futuros profesionales de la salud inician, continúan o intentan completar un proyecto de vida en la oscuridad.
Facultad de Medicina a oscuras
Son las 10 de la mañana de un martes con lluvia, los alumnos de la facultad de medicina se encuentran desperdigados por distintas partes del AMBA, algunos en clase, otros trabajando y algunos todavía en sus casas. Llega un mensaje a un grupo de whatsapp “Me acaban de avisar que por tema presupuestario se desconectaron los ascensores, para bajar el gasto a lo mínimo”. Empiezan a caer las primeras imágenes de los ascensores con carteles que anuncian el cese de su funcionamiento y del hall de la facultad en oscuridad absoluta. El recorte presupuestario de la universidad muestra la cara finalmente en la facultad de ciencias médicas de la UBA.
Pero, ¿cómo se llegó a esto?
A principios de marzo el ambiente en la facultad era muy diferente. La semana de ingresantes, marcada por el comienzo de las cursadas de Anatomía e Histologia y Embriologia, significa el ingreso de más de 6.000 personas a los pasillos del edificio de Paraguay y Uriburu. Estos se suman a la masa de 60.000 alumnos que componen el cuerpo estudiantil de la Facultad de Ciencias Médicas. Presenciarlo es verdaderamente fascinante. Los estudiantes de primer año estrenan felices sus nuevos guardapolvos, listos para sentirse parte de la carrera que eligieron. Los de los años siguientes quejándose porque otra vez se vuelven interminables las filas del ascensor, aunque por lo menos volvieron a estar en funcionamiento todos, siendo que durante la cursada de verano por dos semanas solo funcionó uno. En los pasillos resonaban las quejas por los aumentos de los precios de los apuntes, las consultas sobre en qué cátedra era mejor anotarse y los planes de recibida de los que rendirían sus exámenes finales en unas semanas. Casi nadie se volteaba a ver los carteles con el lema Cuidemos lo que funciona, que invitaban al estudiante a firmar una petición creada por el rectorado de la UBA en contra de la reducción del presupuesto. Entre las personas que no llegaron a advertir la presencia de los carteles y a leer la información plasmada en ellos estaba Renata, estudiante de primer año de la tecnicatura en hemoterapia:
-¿Estabas al tanto de la crisis presupuestaria de las facultad.
-No.
-¿No viste nada en redes? ¿En clase?
-No, nada.
– Ahora que te enteraste de la situación, ¿te preocupa?
– Sí, obvio. Si no hay luz, no hay agua, si no tenemos el presupuesto adecuado nos vamos a quedar sin clase.
Las respuestas de Renata se reproducen casi idénticas entre gran parte del estudiantado. Del desconocimiento absoluto, a la sorpresa y la preocupación. Ante la inefectividad de los carteles para lograr concientizar a los alumnos, docentes y ayudantes de la facultad tomaron la tarea de informar a la población estudiantil sobre la situación. Uno de ellos es Benjamin, ayudante de una de las materias de primer año:
– Entre ayudantes obviamente que se charla. Y particularmente yo en las clases intento contarles a mis alumnos que en realidad, como son ingresantes, tal vez no están al 100% al tanto de la información, entonces intento ser como guía en ese sentido también. Así que obviamente lo comparto.
– ¿Qué opinión tienen tus alumnos sobre la situación?
– Y… todos estamos preocupados.
– ¿Hasta los que se enteran por primera vez de tu parte?
– Totalmente, todos se preocupan.
Aunque esta recepción no es la misma en todas las aulas: Lo mencioné, la realidad es que no lo hable en profundidad, lo mencioné para ver que onda y mucha cara larga o cara de poker. Hay un par que te dicen así con la cabeza, te asienten, como le dicen sí, claro, está muy bien lo que está diciendo, y en la mayoría te miran con cara de nada, como que estás hablando de algo que anda a saber qué es, les da lo mismo que le estés hablando de replicación de ADN mitocondrial o que la facultad les cierra en la cara en mayo. Nos comentaba Lourdes, ayudante de otra materia de primer año de la carrera de medicina.
Entre el temor y la indiferencia, dos actitudes opuestas que conviven día a día en la facultad. ¿Qué pasa cuando una facultad se queda sin presupuesto? ¿Se ajusta? ¿En qué puede ajustar? ¿Las cursadas pueden seguir?. Las preguntas abundan y la universidad tiene una respuesta contundente: “La UBA desfinanciada y sin presupuesto deberá cerrar sus puertas”. Una parte del alumnado cree en la posibilidad del cierre de la facultad, pero hay algunos que no: La verdad que dudo que cierre. Para mí no va a cerrar. No es algo que le convenga a nadie, tanto económicamente como administrativamente, políticamente. Y en caso de que cierre, no sé, se verá en ese momento. Siempre hay un plan B. Mi plan B, no sé cuál será.Tal vez ir a una universidad privada o no sé, veré. Afirma Catalina, estudiante de los últimos años de la carrera de Medicina.
¿La facultad va a cerrar?
Como ganador de las PASO, Javier Milei se adjudicó el derecho de pedir que no se sancione el proyecto de Ley de Presupuesto que presentó el gobierno de Fernandéz y esta solicitud fue cumplida, en septiembre la ley no se votó. En diciembre, ya como presidente en ejercicio, prorrogó el presupuesto nacional de 2023 al 2024 por decreto. Esto generó una situación límite para las universidades nacionales. Por un lado, deben hacerle frente a los más de setenta puntos de inflación acumulada desde diciembre de 2023 con un presupuesto diseñado para otro año, bajo otra gestión y sin actualizar. Por el otro, sufren problemas directos como el cese o atraso de pagos por parte del tesoro nacional o la quita total de subsidios a los servicios a través de la resolución 7/2024 de la Secretaría de Energía.
A pesar de la decisión unánime de declarar la emergencia presupuestaria por parte de la universidad y de la adherencia casi total de las distintas facultades y cátedras al reclamo, sigue habiendo personas que descreen que esta situación sea tan grave como se afirma. Muchos alegan que la facultad ya tenía problemas presupuestarios que derivan en problemas edilicios como la ruptura de ascensores o la inundación de la facultad en días de lluvia. También es común el hacinamiento a la hora de cursar, debido a la expansión en la cantidad de ingresantes año a año y la inadecuación de la infraestructura existente para acomodarlos.
Sin embargo, la situación actual de la universidad difiere mucho de años anteriores. La discusión ya no es por la expansión y la mejora de la universidad. Hoy la lucha es por la factura de luz, por el pago del gas, por los salarios de los no docentes y los docentes, es por los servicios básicos necesarios que se necesitan para mantener a una institución como la Universidad de Buenos Aires abierta y funcionando.
Para poder comprender, comparemos con los dos periodos de crisis presupuestaria más recientes: 2018 y el periodo 2001-2002. En 2018 la inflación rondaba el 15,7% para el mes de abril y el presupuesto estaba diseñado para una inflación del 10%; hoy se utiliza un presupuesto diseñado en 2022 que no toma en cuenta la inflación del 287,9% publicada por el INDEC hace días. En 2018 el reclamo era por un aumento salarial mayor al propuesto, hoy estamos hablando de la posibilidad de entrar en cese de pagos de sueldos y, lo que ya es un hecho en ciertas materias de la facultad, pérdidas de puestos de trabajo.
La crisis que tal vez más se asemeje es la del periodo 2001-2002, durante la cual la universidad solo recibió fondos para el pago de salarios, los cuales se recibían con retraso y fueron reducidos en un 13%. La reducción del presupuesto en 2024 es en cambio “(…) del 26% en términos nominales y el 80% en términos reales” según la nota presentada el 15 de abril de este año por la UBA.
El presupuesto del 2024 es el más bajo desde 1997, siendo incluso inferior a los 2001 y 2002, esto en un contexto de aumento en la cantidad de estudiantes de pregrado y grado, que durante las últimas dos décadas han llegado a dos millones en todo el país. Según un análisis de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) el presupuesto por estudiante sufrió una reducción del 72% en relación al año anterior y de un 82% respecto de 2013, mientras que entre el 2013 y 2023 la reducción fue sólo del 10%. Es claro, entonces, que estamos ante una crisis presupuestaria sin precedentes.
Un país sin universidad pública
Según el Observatorio Federal de Talento Humano en Salud la UBA es la principal institución formadora de médicos del país, siendo responsable del 27,89% de los médicos. Siguen en ese ranking la Universidad Nacional de Rosario y recién en el octavo puesto encontramos una institución privada, la Fundación H.A. Barcelo, que aporta el 2.33% de profesionales graduados. ¿Cómo puede sustituir el sistema de salud argentino al principal proveedor de profesionales de la salud y a las otras 7 universidades públicas que le siguen en porcentaje? ¿Cómo se subsiste sin los 1.277 graduados que la UBA aporta anualmente a los sistemas de residencias médicas de todo el país? ¿Qué sucede con los más de 50.000 estudiantes que integran actualmente la facultad?
Estoy en el último año de la carrera de medicina, me faltan 15 materias para recibirme, si esto sucede va a impedir que yo me reciba después de una carrera, al día, de 7 años de duración. No podría pagar la universidad privada así que nada sería un gran problema porque tendría que dejar la carrera en el último año, sería catastrófico realmente: Comenta Pilar, alumna de 6to año de la facultad y ayudante en dos materias. Esta es la realidad de muchos para los cuales la universidad pública representa la única opción de formación superior a su alcance. Para ellos, la imposibilidad de acceder al título por el cual trabajaron en estos últimos años es una amenaza extremadamente angustiante.
¿Y qué hacemos?
Para algunos, las iniciativas de la facultad todavía no son suficientes y nos han llevado al límite: No sé qué se puede hacer como alumnos, más que protestar o ir a una marcha. Necesitamos que haya más concientización en las clases, siento que los alumnos y los docentes tienen miedo de hablarlo y que les empiezan a tildar o de zurdos o de peronistas. Es como que ni ellos mismos están defendiendo su lugar de estudio y de trabajo. Hay estudiantes que por ahí ni saben o te dicen “no me interesa, yo solo vengo a cursar” y creo que van a pensar así hasta que cierre la facultad y ahí van a decir “Ay, por qué no hice nada para evitarlo”. Afirma Veronica, estudiante de primer año de medicina.
No todas las posiciones son tan combativas. Natalia, que está cursando el 3er año de la carrera de nutrición, pausa un segundo antes de comentar: Tendría que pensarlo un poco pero creo que una organización en general es la respuesta. Yo no estoy a favor de Milei ni de sus medidas pero al mismo tiempo creo que debería haber un control de la plata con la que se financia la facultad porque a veces se usan los recursos para cosas que no son en beneficio de los estudiantes y de la gente que trabaja en el lugar y de la cultura y demás.
En la fila que de a poco se acerca al ascensor Pilar reflexiona: Considero que hay que visibilizar esta situación, que hay que hacer entender al pueblo que es un problema real y que la Universidad de Buenos Aires no es solamente del estudiante, sino también de todo el pueblo argentino. Nosotros somos los futuros médicos, los futuros abogados, los futuros ingenieros, el veterinario de tus perros. Así que yo creo que es muy importante tomar cartas sobre el asunto, tomar una postura, posicionarnos y visibilizar la problemática para que el gobierno nacional cambie de opinión y aumente el presupuesto para las universidades.
Y estos pedidos de acción se van materializando en mayor organización estudiantil. El pasado viernes 12 de abril se convocó exitosamente a un abrazo simbólico a la facultad, dando aires para muchos estudiantes que sentían la angustia de vivir la crisis solos y se esperan más actividades de visibilización para toda la semana, desde una radio abierta para el miércoles 15 e intervenciones visuales de concientización por la cuestión presupuestaria. También se prepara una Reunión Abierta de debate y propuestas que gracias a la presión estudiantil pudo convocar el Centro de Estudiantes de Ciencias Médicas (CECIM) para el viernes. Allí se espera decidir el plan de lucha para las semanas que se avecinan.
Una alternativa poco coherente
El gobierno de Javier Milei también presentó su propia versión de una solución a la emergencia presupuestaria en la cual colocaron a todas las universidades públicas del país. El artículo 553 de la difunta Ley Ómnibus permitía el arancelamiento de las universidades públicas a extranjeros que no contaran con la residencia permanente. A pesar de que la ley no haya prosperado, este planteo sigue vigente y es sostenido por distintos funcionarios del gobierno de Milei.
Ailen e Isabella son dos de muchos estudiantes extranjeros que estudian en la UBA. Ambas están cursando el ciclo biomédico de la carrera de medicina y nos comentan lo siguiente:
Ailen: Los estudiantes migrantes sólo constituimos un 4% de las universidades públicas argentinas. Además de inconstitucional, lo que insinúan los funcionarios es perverso. La mayoría no va a poder pagar los aranceles y está comprobado además que los costos que tenemos en alojamiento, alimentación, transporte y los impuestos son más altos que los del resto de la población. Seguir sugiriendo esto no solo es una solución incompatible con la razón, responde a un proyecto articulado de xenofobia y racismo que nos intenta culpabilizar cada día más y de manera más cobarde.
Isabella: Me parece que el discurso es incoherente, piden que los extranjeros empecemos a pagar por la educación y la salud, que segun la constitucion argentina son derechos básicos para cualquier habitante del suelo argentino, pero no tienen ningún problema a que empresas extranjeras vengan a sacar trabajo y afectar la economía nacional. La mayoría somos fuentes de divisas extranjeras y elegimos Argentina porque es de los países con mejor educación de América Latina, algo que debería de dar orgullo y no vergüenza. Migrar de por sí es un hecho difícil, abandonar a tu familia, a tu cultura, tu país, salir de tu zona de confort, y siendo tan jóvenes es un choque de realidad muy fuerte. No contar con una red de apoyo inmediata y renunciar a tanto es muy complicado, tener que construir una vida desde cero y buscar sentirte en casa incluso estando a kilómetros de quienes amas es difícil, y aún más sumandole que cada día estamos siendo más expulsados de esta sociedad, con discursos xenófobos, violentos y racistas.
En la oscuridad
Este martes 16 de abril la UBA anunció las siguientes medidas para hacerle frente a la emergencia presupuestaria, a aplicar en todas las facultades:
“(…) se disponen inicialmente a partir del lunes 15 de abril las siguientes pautas enumeradas a continuación, a los fines de mitigar el crecimiento inercial del gasto que desencadenaría en la imposibilidad de poder afrontar los compromisos asumidos por la Universidad:
- Se establece la no utilización de los servicios de acondicionamiento de aire (frío – calor) en los edificios de la Universidad, con excepción de los hospitales universitarios para la atención de pacientes y del acondicionamiento necesario para el correcto funcionamiento de equipos y la infraestructura tecnológica.
- Se dispone el apagado de la iluminación en aulas y oficinas iluminadas naturalmente y en espacios comunes de circulación durante el período diurno y hasta 30 minutos antes del comienzo de la actividad académica del día y 30 minutos posteriores a su finalización.
- Se establece la utilización de los ascensores de la Universidad sólo para aquellas personas con movilidad reducida y casos de asistencia o emergencia.
- Se establece la no utilización de los servicios de gas en las calderas en los edificios de la Universidad, con excepción de los hospitales universitarios para la atención de pacientes y del acondicionamiento necesario para el correcto funcionamiento de equipos y la infraestructura tecnológica.
- Las convocatorias realizadas para los programas de investigación, ciencia y técnica y extensión universitaria estarán supeditados a la efectiva disponibilidad de presupuesto para poder ser afrontadas.
- Las acciones vinculadas por el Programa UBA en Acción estarán limitadas a las financiadas por organismos externos a la UBA y/o aportes privados.”
El resultado en Fmed es una escena post-apocalíptica. El hall y los pasillos de la facultad a oscuras son imposibles de transitar, es un día de lluvia y la facultad no tiene una buena iluminación natural, así que los alumnos deben valerse de las linternas de sus celulares para trasladarse de clase a clase. Irónicamente, la oscuridad de la facultad parece prender una llama entre el estudiantado. Sea en redes sociales o presencialmente, casi no hay alumno que no se manifieste en contra de la situación. Un posteo en la red X comenta “600 millones de dólares en aviones, pero en la mejor facultad de medicina de hispanoamérica estamos sin luz” junto con un video de una alumna revisando con una linterna una caja de préstamo de huesos. El posteo se hace viral y los comentarios se llenan de gente indignada por el absurdo de la situación. Los grupos de whatsapp en defensa de la facultad continúan llenándose y se difunden las distintas actividades que se están organizando en vísperas de la marcha del 23. El movimiento estudiantil, de a poco, va despertando de su letargo y el deber de las organizaciones estudiantiles hoy es claro. Ante la inminencia de la catástrofe parece que la indignación le está ganando a la indiferencia.
Nota: Los nombres de las personas entrevistadas han sido modificados para preservar su identidad.
Referencias
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‘Pautas para afrontar la emergencia presupuestaria’ (2024). Universidad de Buenos Aires. Available at: https://www.tiempoar.com.ar/wp-content/uploads/2024/04/NO-2024-02294825-UBA-SHA.pdf (Accessed: 17 April 2024).
Rocío M. Cababal y Lautaro M. Díaz, integrantes de El Torrente, agrupación de estudiantes de la Facultad de Ciencias Médicas de la UBA que se organiza por la defensa estudiantil, la formación sanitaria y la extensión de nuestra facultad y la salud al servicio del pueblo.
@eltorrentefmed