El Cambio Climático se posiciona como la mayor amenaza del siglo XXI para la salud mundial y el envejecimiento saludable

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El Cambio Climático se posiciona como la mayor amenaza para la salud mundial del siglo XXI, al comprometer directamente la seguridad y crear condiciones de vida físicas y sociales cada vez más adversas. Las personas mayores son física, financiera y emocionalmente menos resilientes ante estos riesgos y las emergencias están sucediendo en los lugares donde la población de personas mayores va en aumento. El cambio climático reduce la probabilidad de que los adultos mayores puedan envejecer con éxito.

La era del calentamiento global ha llegado a su fin para dar comienzo a la era de Ebullición Global, una anomalía climática cuya agresividad, sin precedentes, se estima que azotará el porvenir (ONU, 2023). Es causada por el aumento exponencial y sostenido de la temperatura planetaria inducida por el incremento de gases de efecto invernadero provenientes del uso desmedido de combustibles fósiles. 

La era de ebullición global está caracterizada por la amenaza a la salud humana. Los peligros climáticos agudos, como las tormentas costeras, los incendios forestales, el aumento de la temperatura global, la elevación del nivel del mar y el estrés físico por calor, aumentan el riesgo a las enfermedades no transmisibles, facilitan la aparición y propagación de enfermedades infecciosas y contribuyen a la generación de crisis sanitarias. Los impactos son cada vez más evidentes y empíricamente documentados.

Si bien la energía es esencial para el desarrollo social y económico de los países, su proceso de producción como también de consumo, generan impactos sobre el ambiente. La contaminación del aire y las emisiones de gases de efecto invernadero son dos de los impactos más significativos. Utilizar eficientemente la energía y desacoplar el desarrollo económico del consumo energético, particularmente del de combustibles fósiles, resulta esencial para el desarrollo sostenible y el envejecimiento saludable. 

La presión que sufre el planeta debido a la acción de las sociedades sobre el medio ambiente y la interconexión entre ese proceder y los crecientes problemas sociales y económicos que afronta el mundo demuestran que, a menos que se cambien los esquemas que basan el desarrollo en la explotación irracional de la naturaleza, en el mundo será cada vez mayor la pobreza y desigualdad (ONU, 2020).

 

Nuevo índice de desarrollo humano

El índice de desarrollo humano, que es utilizado como referencia del potencial o el nivel máximo de desarrollo humano que podría lograrse si no hubiera desigualdad, está compuesto por la esperanza de vida, la cobertura sanitaria, la educación e ingreso per cápita. En el informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) del año 2020 se señala que ningún país en el mundo ha logrado alcanzar un desarrollo humano muy alto sin ejercer una presión desestabilizadora sobre el planeta. A raíz de esto, el PNUD ha introducido un nuevo indicador del efecto del desarrollo sobre el planeta, que toma en cuenta las emisiones de dióxido de carbono y la huella material de los países, entendida esta como el uso de los recursos naturales. A partir del nuevo indicador, más de 50 países (entre ellos Noruega) quedan fuera del grupo de muy alto desarrollo y países de Latinoamérica como Colombia avanzan en la lista por ejercer menor presión ambiental. 

Lo que demuestra es que “ser rico no es la única forma de determinar si eres una economía exitosa y lista para el futuro” (ONU, 2020). El nuevo índice de desarrollo humano revela la transformación que habría en el desarrollo si el bienestar de las personas como la integridad del planeta fueran considerados ejes de la definición de progreso humano. 

 

Efectos del cambio climático en la salud de las personas mayores

La ebullición global está asociada a un aumento de las enfermedades infecciosas, respiratorias, cardiovasculares, neurológicas y de la mortalidad (Rocque, 2021).

A largo plazo, la exposición al aire contaminado aumenta los problemas respiratorios y cánceres. La OMS ha estimado que anualmente, siete millones de muertes prematuras son el resultado de la contaminación atmosférica. El aumento de la exposición a la luz ultravioleta aumenta los riesgos de cataratas y de cáncer de piel. La aparición y dispersión de bacterias, virus e insectos desconocidos hasta ahora, representan amenazas de nuevas enfermedades (OMS, 2022).

Los eventos climáticos adversos degradan la seguridad del agua y el suelo, aumentando las patologías trasmitidas por el agua y los alimentos, crean condiciones que facilitan enfermedades trasmitidas por mosquitos, garrapatas y roedores y deterioran los sistemas alimentarios sostenibles (Campbell, 2023). 

El Informe Lancet Countdown on Climate Change and Health del año 2022 encontró que la mortalidad relacionada con el calor en las personas mayores de 65 años aumentó el 70% en las últimas dos décadas (Romanello, 2022). El mismo informe estima que en el año 2020 hubo 98 millones más de personas que declararon inseguridad alimentaria de moderada a grave. 

Los impactos directos por olas de calor, períodos de extremo frío, tormentas e inundaciones, producen un aumento de la mortalidad y morbilidad por ahogamientos, hipotermia, ansiedad y hospitalizaciones por motivos cardiovasculares. Existen también impactos indirectos como problemas de salud mental y problemas de salud crónicos manifestados tiempo después. El empeoramiento de la calidad del aire puede provocar la exacerbación de enfermedades respiratorias crónicas, cáncer de pulmón y la reducción de la función pulmonar debido a la concentración de ozono a nivel del suelo (Jurgilevich, 2023).

La relación entre el cambio climático y el envejecimiento saludable, representa un importante desafío para la salud pública. 

El impacto más visible para las personas mayores es la disminución de la capacidad de termorregulación durante el calor extremo. El estrés por calor, genera aumentos en la temperatura corporal central, sobre todo cuando se combina con deshidratación pudiendo resultar en lesión renal aguda. Sumado a que los adultos mayores pueden tener un mayor riesgo de padecer otros efectos debido a afecciones subyacentes, como enfermedades cardíacas o pulmonares, o porque están socialmente aislados o dependen de otros para trasladarse a un lugar seguro. 

Las consecuencias en el envejecimiento cognitivo se deben a la contaminación del aire por comprometer la salud del cerebro directamente, e indirectamente al inducir hipertensión, aterosclerosis, accidentes cerebrovasculares e inflamación (Soldevila, 2018). La contaminación del aire también se vinculó con una mayor probabilidad de desarrollar trastornos neurológicos, como la enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Alzheimer y otros tipos de demencia. (NIH, 2024)

Las temperaturas extremas y el aire contaminado se asocian con problemas de memoria y función ejecutiva al dañar la integridad cerebral por activación de las células microgliales implicadas en la patogénesis del Alzheimer y por deterioro de la neurogénesis. Las secuelas de salud mental como depresión, ansiedad y trastorno de estrés postraumático por peligros agudos como inundaciones también se asocian a un mayor riesgo y carga de demencia. De esta forma, la mayor frecuencia e intensidad a los riesgos climáticos aumentan la carga de enfermedad de Alzheimer y demencias al generar disfunciones fisiológicas y psicológicas (Zuelsdorff, 2024). 

Los factores asociados con un mayor riesgo de enfermedades relacionadas con el calor incluyen estatus socioeconómico bajo, dependencia para las actividades de la vida diaria, aislamiento social y factores de la vivienda. Las personas mayores poseen más de uno de estos factores de riesgo.

 

Escasez de agua y desplazamientos

La desertificación, que es causada por la deforestación mediante incendios intencionales o tala de bosques, se convirtió en un problema mundial con graves consecuencias para la biodiversidad, la seguridad alimentaria y la economía de las regiones. Un suelo sano absorbe agua y dióxido de carbono, pero cuando es destruido los libera. Ese proceso seca la tierra y la convierte en polvo. El suelo desertificado genera mucho calor y libera aire caliente que aleja las nubes de lluvia, llevando a la escasez de agua. De esta forma las técnicas de agricultura industrial modifican el micro clima y al suceder en grandes zonas, el macro clima. Además, la agricultura industrial representa el 70% de la extracción mundial de agua (ONU, 2024) y es la mayor fuente antropogénica global de óxido nitroso, principal sustancia responsable de la destrucción del ozono estratosférico (Chiesa, 2020). 

Se estima que para el año 2025, 1800 millones de personas tendrán escasez absoluta de agua y que la desertificación producirá para el año 2045 el desplazamiento de sus hogares de 135 millones de personas (ONU, 2019).

La necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es más urgente que nunca. El porvenir dependerá de las políticas medioambientales y de seguridad alimentaria que tomen los países. Serán indispensables medidas de salud pública, no sólo en referencia a la asistencia sanitaria, también en la implementación de sistemas de vigilancia y respuesta basados en el clima para riesgos clave, como el calor extremo, las enfermedades infecciosas, la seguridad alimentaria y la integración del riesgo climático en programas de salud. La disminución de la huella de carbono, indicador ambiental que refleja la totalidad de gases de efecto invernadero emitidos, y el mejoramiento de las economías, debe realizarse mediante tecnologías de bajo nivel de emisión de carbono, como el almacenamiento de energía eólica y electricidad, sumado a la generación de empleos calificados. El verdadero desarrollo humano implica desvincular el crecimiento económico de la degradación ambiental, y promover estilos de vida sostenibles.

 

Referencias

Aliaga (2016). Promoción de la salud y prevención de las enfermedades para un envejecimiento activo y con calidad de vida. Revista Peruana de Medicina Experimental y Salud Pública.

Campbell (2023). Climate change and health: three grand challenges. Nature Medicine, 29(7), 1631–1638. Disponible en: https://doi.org/10.1038/s41591-023-02438-w

Chiesa, D. (2020): “Emisiones de óxido nitroso a diferentes escalas espaciales y temporales en suelos agrícolas de la región Pampeana”. FAUBA. Buenos Aires, Argentina.

Gamble (2013). Cambio climático y estadosunidenses mayores: Estado de la ciencia. Perspectivas de Salud Ambiental Disponible en: .:10.1289/ehp.1205223

Jurgilevich, A. (2023). Factors influencing vulnerability to climate change-related health impacts in cities – A conceptual framework. Environment International. Disponible en: https://doi.org/10.1016/J.ENVINT.2023.107837

NIH (2024). La Contaminación del Aire y Su Salud. The National Institute of Environmental Health Sciences.

OMS (2022). Contaminación del aire ambiente. Disponible en: https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/ambient-(outdoor)-air-quality-and-health#:~:text=Los%20efectos%20combinados%20de%20la,2%20millones%20de%20muertes%20prematuras.

ONU (2019). Cambio Climático y medioambiente. https://news.un.org/es/story/2019/06/1457861#:~:text=Es%20probable%20que%20la%20migraci%C3%B3n,unos%20135%20millones%20de%20personas.

ONU (2020). Cambio climático y medioambiente. Disponible en: https://news.un.org/es/story/2020/12/1485612

ONU (2023). Hottest July ever signals ‘era of global boiling has arrived’ says UN chief. Disponible en: https://news.un.org/en/story/2023/07/1139162 

ONU (2024). ¿Hacia dónde vamos? Disponible en: www.undp.org/es
ONU (2024). Desafío Global: Agua. Disponible en: https://www.un.org/es/global-issues/water

Romanello. (2022). Tracking the impacts of climate change on human health via indicators: lessons from the Lancet Countdown. BMC Public Health, 22(1), 663. Disponible en: https://doi.org/10.1186/s12889-022-13055-6

Rocque, R. (2021). Health effects of climate change: an overview of systematic reviews. Disponible en: https://doi.org/10.1136/bmjopen-2020-046333

Soldevila, B (2018). Contaminación atmosférica, riesgo cardiovascular e hipertensión arterial. Hipertensión y Riesgo Vascular. Disponible en: https://doi.org/10.1016/j.hipert.2018.03.001

Zuelsdorff, M (2024). A Framework for Assessing the Effects of Climate Change on Dementia Risk and Burden. The Gerontologist, 64(3). Disponible en:  https://doi.org/10.1093/geront/gnad082

 

Vanesa Rosales de la Quintana es médica egresada de la U.B.A. Especialista en medicina familiar. UMAI Especialista en envejecimiento activo y saludable de las personas mayores. UNDAV. Geriatría y Gerontología U.B.A.  Diplomada en Desarrollo Sostenible. UTN. Autora del libro “Consecuencias del modelo agroindustrial en la salud-agrotóxicos” (2022).
@drarosalesdelaquintana

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