Qunita bonaerense: cuando la ternura es política de Estado

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Un moisés para los primeros meses de vida, sábanas, batitas, un termómetro y otros elementos de juego y cuidados; ese es el kit Qunita bonaerense que reciben al momento del alta conjunta, en maternidades municipales y provinciales, decenas de miles de familias que atraviesan o han atravesado algunas situaciones de mayor vulnerabilidad durante la gestación, el parto o el nacimiento en la provincia de Buenos Aires.

Pero detrás de esos objetos hay mucho más, hay una política pública interministerial que pone en el centro la organización social de los cuidados desde una perspectiva comunitaria, de derechos y equidad de género para acompañar a las personas embarazadas, los nuevos nacimientos, sus familias y comunidades. 

En cada kit de Qunita bonaerense, además, hay otras políticas de justicia social: la mayor parte de los objetos son producidos en el Servicio Penitenciario Bonaerense dentro del Programa “Más trabajo y menos reincidencia”, una política de inclusión y derecho al futuro del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires. 

La salud sexual integral, los cuidados reproductivos y perinatales, los cuidados integrales de la salud en la primera infancia se organizan en torno a este kit como una manera de implementar la ley 27.611, o “ley de los mil días”, aunque el acompañamiento se extiende más allá de esa temporalidad porque se centra en las trayectorias vitales de las personas gestantes su relación con la comunidad y el territorio y no solo en las situaciones puntuales que pueden aparecer en los centros de salud y que no se terminan con una única intervención. 

Es a partir de acompañar decisiones, organizar circuitos, implementar guías de atención y cuidados, generar acceso a los cuidados, trabajar de manera interdisciplinaria e intersectorial, pensar de manera situada, compleja e interseccional cómo los equipos Qunita bonaerense podemos generar encuentros para la salud integral, comunitaria y con equidad. 

Los equipos Qunita promueven así una transformación en el modelo de atención de pacientes hacia un modelo de cuidado de personas. Cuando hay iniciativa de encuentro, sensibilidad y escucha atenta se recrean nuevos escenarios de oportunidades entre los equipos y las personas, nuevos vínculos, relaciones que son imprescindibles para el cuidado. Los nuevos encuentros necesitan tiempo y generan incertidumbre… implican dejarse construir en el acto. ¿Todas las mujeres pueden o quieren dar de mamar? ¿cuentan las personas que están acompañando a crecer a recién nacides con algún sostén afectivo? ¿pueden descansar? ¿el método anticonceptivo que le recomendaron es útil para su forma de vida? En los encuentros entre usuaries y equipos las preguntas se multiplican como también la creatividad para poder resolver o acompañar situaciones sin aislar a las personas de su entorno y su comunidad, escuchándolas integralmente.

Qunita potencia procesos de trabajo, genera acciones que entrelazan y van tejiendo de manera artesanal cada uno de los cuidados que la población objetivo del programa requiere en cada momento particular, encontrando a los equipos de diferentes niveles de atención y a distintos sectores con responsabilidad de gestión en las mismas líneas de cuidado. 

 

Autonomía y deseo

Los ejes de trabajo del programa Qunita Bonaerense se centran en la soberanía de las personas sobre sus cuerpos, la construcción de redes de cuidado y acompañamiento, vínculos de corresponsabilidad, equidad e interseccionalidad en todo el proceso de atención y cuidado en salud.

Es una política sanitaria de protección y garantía de derechos, que se propone generar equidad en el acceso a los cuidados de la salud para poblaciones tradicionalmente vulneradas con impacto en las crianzas. Pone en valor el deseo, el disfrute y la autonomía durante la trayectoria de las mujeres, lesbianas, varones trans, personas no binarias y gestantes combinando e integrando estrategias de organización del sistema de salud, en articulación con otros sectores y los distintos Ministerios de la PBA. También busca estimular el compromiso y acompañamiento de los varones padres y otros familiares del entorno en el proceso de crianza y las tareas de cuidado que eso implica.

La organización del sistema de atención y cuidados en torno a las trayectorias, para que las personas no tengan que armarse sus propios circuitos es, en sí, un mecanismo de prevención de las violencias. Las acciones concretas que realizan los equipos qunita o puede realizar en el marco del  programa en función de fortalecer los derechos humanos de las mujeres , lesbianas, varones trans, personas no binarias y gestantes son:

  • Sensibilizar a los equipos de salud en perspectiva de género y prevención de las violencias.
  • Realizar consejerías en opciones solo con la persona gestante para garantizar confidencialidad y secreto profesional ante posibles situaciones de violencia sexual/de género.
  • Garantizar los turnos para las consultas prenatales y postnatales en el primer nivel de atención con un acompañamiento personalizado de las personas gestantes.
  • Garantizar la referencia y contrarreferencia entre el primer y segundo nivel de atención.
  • Generar Talleres de Preparación Integral para las maternidades, paternidades y crianzas en el primer y el segundo nivel de atención, en días y horarios accesibles.
  • Generar turnos protegidos y circuitos para poblaciones específicas con las que se ejerce violencia institucional y/o de género (migrante, indigena, afro, barrios populares,  en consumo).
  • Llevar adelante la Mesa de Parto Respetado Hospitalaria con sus trabajadorxs y lineamientos claros para disminuir violencia obstétrica e institucional en todos los hospitales.
  • Fortalecer el acceso a mujeres con consumo problemático y sensibilizar a trabajadorxs de salud en el paradigma derechos y reducción de riesgos y daños para reducir estigma y violencia institucional.
  • Llevar adelante la Mesa Intersectorial local Qunita Bonaerense para armar estrategias y organizar circuitos de acompañamiento a mujeres en situación de violencia de género. 
  • Fortalecer el acceso a MAC y AIPEO para reducir la violencia sexual incluso en parejas estables.
  • Fortalecer el acceso a IVE/ILE.
  • Articular con el dispositivo Niñas No Madres.
  • Fortalecer la articulación intersectorial local a través de las Mesas Locales y también interministeriales.
  • Generar acceso a información segura y de calidad sobre la lactancia: amamantar o donar leche humana como deseo, con información y redes de apoyo.
  • Generar acceso a información segura, de calidad y desmitificada sobre la salud menstrual facilitando el acceso a productos de gestión menstrual con impacto positivo en el ambiente y reducción del costo económico. 
  • Difundir, actualizar y acercar las Guías de cuidados.
  • Articular acciones interministeriales con Ministerio de Mujeres y Diversidades.
  • Generar talleres con varones que ejercen el rol de “padres” profundizando en tareas de cuidado desde la corresponsabilidad. En articulación con el programa de masculinidades del Ministerio de Mujeres y Diversidades

 

Cumplir con las leyes conseguidas es proteger derechos

El plan Qunita Bonaerense se enmarca, además de en la ley 27.611, en la Ley Nacional 26.485 de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales. Esta ley, si bien fue sancionada en 2009, su implementación y reglamentación se produjo en 2015, durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner y a raíz de la primera movilización masiva de los feminismos populares con la consigna Ni Una Menos. Fue un grito que se puso en la calle y que dio la vuelta al mundo, que masificó la demanda por el fin de las violencias por razones de género pero que a la vez entendió y narró estas violencias en su complejidad social, cultural, política y económica. 

La masificación del movimiento feminista amplió las conversaciones, hizo visibles las desigualdades estructurales, conmovió a mujeres y disidencias sexuales de todas las clases sociales pero sobre todo entre los sectores populares donde las tareas de cuidado se expanden desde los hogares a las tareas comunitarias, las ollas populares y merenderos, el apoyo escolar para niños y niñas de todas las familias. En las asambleas feministas el extremo cansancio de algunos cuerpos pudo narrarse en términos colectivos y así también fueron las demandas de políticas públicas para poner los cuidados y la reproducción de la vida en el centro, de la vida política y la vida cotidiana. 

Se entiende por violencia contra las mujeres toda conducta, acción u omisión, que de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, basada en una relación desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, como así también su seguridad personal. Quedan comprendidas las perpetradas desde el Estado o por sus agentes.

Se considera violencia indirecta, a los efectos de la presente ley, toda conducta, acción omisión, disposición, criterio o práctica discriminatoria que ponga a la mujer en desventaja con respecto al varón.

Esa es la definición de violencia contra las mujeres de la ley 26.485, que también abarca a otras identidades de las disidencias sexuales, minorizadas y violentadas también por las desigualdades estructurales con respecto a los varones cis. Esta ley, además, impone incorporar esta perspectiva en los servicios y atención integral de la salud de las personas afectadas. En este marco, en 2020, la provincia de Buenos Aires adhirió a la Ley Nacional de Parto Respetado por medio de la sanción de la ley 15.188. Ese mismo año, el Ministerio de Mujeres y el Ministerio de Salud presentaron la Guía de Implementación del Parto Respetado, con el objetivo de problematizar las prácticas y saberes instaurados.

Estas son las claves de la Ley de Parto Respetado que también protege el programa Qunita Bonaerense. Todas las personas gestantes tienen derecho a:

  1. Elegir la persona que la acompañará durante el trabajo de parto, parto y postparto.
  2. Elegir en qué posición dar a luz.
  3. Que se respeten los tiempos biológicos y psicológicos; evitando prácticas invasivas y suministro de medicación sin justificación.
  4. Ser informada sobre las distintas intervenciones médicas y participar en las decisiones sobre las alternativas.
  5. Decidir no ser parte de ningún examen o intervención cuyo propósito sea la docencia o investigación. 
  6. Permanecer en contacto durante su permanencia en el establecimiento. 
  7. Recibir información comprensible y continuada sobre la salud de su hija o hijo.
  8. Dar el consentimiento informado sobre cualquier práctica médica que se le realice a la o el recién nacido. 
  9. Tener acceso continuado a su hija o hijo mientras la situación clínica lo permita, así como a participar en su atención y en la toma de decisiones relacionadas con su asistencia.
  10. Recibir asesoramiento e información sobre los cuidados. 

Qunita Bonaerense es un programa que busca acompañar e integrar como política sanitaria. Que busca alojar las diferencias y respetar las decisiones en diálogo con las personas, reconociendo sus territorios y formas de vida en común en ese tramo de la vida tan sensible, tan fértil para dibujar proyectos y sueños como es la gestación, el parto y la crianza en los primeros años de vida. Y es por eso que hace de la ternura un posicionamiento político.

 

Referencias

 

Lorena Zapoli es médica generalista, especialista en Gestión en Salud. Actualmente se desempeña como Coordinadora provincial del programa Qunita de la Provincia de Buenos Aires.

IG @lore_zappoli

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