Inteligencia artificial y psicoterapia: ¿final del vínculo terapéutico?

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Nunca hemos pretendido haber alcanzado la cima de  nuestro saber ni de nuestro poder, y ahora, como antes, estamos dispuestos a reconocer las imperfecciones de nuestro conocimiento, añadir a él nuevos elementos e introducir en nuestros métodos todas aquellas modificaciones que puedan significar un progreso.

Freud, S. 1918

El impacto de la inteligencia artificial (IA) en diversas disciplinas ha sido profundo y acelerado. Desde su incursión en campos como la economía y la industria hasta la transformación de la salud mental, la IA ha planteado preguntas críticas sobre el futuro de muchas profesiones, incluida la psicología y la práctica psicoterapéutica. Ray Kurzweilen, en su libro “La Singularidad está cerca: cuando los humanos transcendamos la biología” (2005), plantea que los humanos dejarán atrás su soporte biológico y pasarán su inteligencia a las máquinas.

En el ámbito psicológico, las tecnologías basadas en IA han dado lugar al desarrollo de plataformas que ofrecen servicios de psicoterapia en línea, facilitando el acceso a tratamientos en contextos donde los recursos son limitados o las barreras geográficas suponen un impedimento. Sin embargo, este avance ha suscitado un debate cada vez más acalorado sobre los límites y posibilidades de la IA en el campo de las terapias, particularmente en lo que respecta al establecimiento del vínculo terapéutico, una pieza clave para el éxito del proceso psicoterapéutico tradicional (…) lo que no hace descabellado el preguntarse si estamos ante el principio del fin de la psicoterapia como la conocemos y si en realidad necesitamos a otro ser humano para llevar a cabo un proceso psicoterapéutico exitoso” (Estrada y Salazar, 2016). Este artículo explora cómo la IA está transformando la psicoterapia con especial atención a su impacto en el vínculo terapéutico. Un aspecto que hasta el momento sigue siendo irremplazable en la práctica clínica.

El vínculo terapéutico

El vínculo terapéutico es fundamental para las psicoterapias porque constituye la base relacional sobre la cual se construye todo el proceso terapéutico. Independientemente del enfoque teórico que se utilice, la existencia del vínculo entre terapeuta y paciente es constitutiva. Sin él no es posible proceso terapéutico alguno. 

En el psicoanálisis es un concepto fundamental que se refiere a la relación que se establece entre el terapeuta y el paciente. Esta relación tiene características particulares que la distinguen de otras interacciones sociales, ya que está mediada por elementos tanto conscientes como inconscientes. Se refiere al proceso por el cual el paciente proyecta sobre el analista sentimientos, deseos, expectativas y fantasías que en realidad están relacionadas con figuras importantes de su pasado, como padres u otras personas significativas. La transferencia permite al paciente revivir y reelaborar conflictos inconscientes en la relación con el analista.

En la terapia cognitivo-conductual, el vínculo terapéutico se refiere a la relación colaborativa y de confianza establecida entre el terapeuta y el paciente. En este enfoque, el vínculo se construye sobre la empatía, la aceptación incondicional y la autenticidad del terapeuta, lo que permite al paciente sentirse apoyado y motivado para participar activamente. Es una relación colaborativa, respetuosa y empática que facilita el cambio cognitivo y conductual.

La IA en Argentina: la línea divisoria entre una herramienta y un engaño

El debate sobre el uso de IA en psicoterapia cobró relevancia mediática en el año 2023 con la aparición de la plataforma CUX, diseñada para ofrecer asistencia psicológica mediante IA. Este caso provocó un intenso debate sobre la ética y la eficacia de las tecnologías de IA en la atención psicológica. La aplicación ofrecía un servicio de salud a través de un algoritmo automatizado que intentaba simular una intervención psicoterapéutica. Sin embargo, las críticas no tardaron en surgir, especialmente de los colegios profesionales y de expertos en salud mental. La principal preocupación era la incapacidad de la plataforma para establecer el vínculo terapéutico, considerado por muchos como el núcleo de cualquier proceso psicoterapéutico eficaz. Una plataforma de inteligencia artificial como CUX, cuando se presenta como una oferta psicoterapéutica sin la intervención humana, es engañosa. Supone la falta de transparencia sobre las limitaciones de la IA: es crucial que una plataforma de IA sea clara respecto a sus límites, especialmente en un campo tan delicado. Si una plataforma difunde que una IA puede reemplazar completamente a un ser humano está prescindiendo de un componente esencial de la terapia, lo cual es una promesa falsa. El engaño aquí radicaría no solo en no advertir que la ausencia de un humano impide la existencia de un proceso psicoterapéutico sino que consolida la falacia de la deshumanización de una psicoterapia. Es esperable que pronto se imponga algún marco regulatorio cuyo cumplimiento ordene la oferta de plataformas de este tipo y preserve los estándares éticos de la profesión. La oferta de servicios de salud mental está fuertemente regulada en la mayoría de los países. En Argentina, los psicoterapeutas deben tener formación universitaria y cumplir con estándares éticos y profesionales.

La IA y el (no hay) vínculo terapéutico

El vínculo terapéutico es uno de los aspectos más importantes en el éxito de cualquier proceso psicoterapéutico. Mientras que la IA puede analizar datos y patrones de comportamiento con gran precisión, carece de la capacidad para interpretar y responder a las emociones humanas de una manera genuinamente empática. Las plataformas de IA pueden ser útiles como herramientas de apoyo en procesos terapéuticos, pero no pueden sustituir al terapeuta humano cuando se trata de intervenciones complejas, especialmente en casos que requieren una comprensión profunda de las dinámicas emocionales y relacionales del paciente.“Los investigadores en el campo de la IA y la salud argumentan que la responsabilidad por los errores generados por ella sigue siendo un área gris, sin una entidad clara que pueda ser señalada como responsable (Gordon y Turnbull, 2024)

Intentaremos un pequeño ejercicio para graficar la afirmación que venimos sosteniendo. Supongamos la siguiente consulta de una paciente:

Hola, me llamo Margarethe. Tengo 18 años. Me gusta la ópera y representar piezas dramáticas. Me gusta ir al cine y en ocasiones cuando voy con mi padre, él me obliga a abandonar la sala cuando en la pantalla se muestran escenas amorosas. Él es un hombre muy ocupado y riguroso que me prohíbe el contacto con jóvenes de mi edad. Me mantiene aislada y por eso casi nadie me habla. Necesito un consejo terapéutico. ¿Qué debo hacer?

En una primera escena el terapeuta dice:

Hola, Margarethe. Lamento que estés pasando por una situación tan complicada. Es importante que puedas expresar tus sentimientos y experiencias de manera segura. Creo que podria ayudarte: 

  • intenta hablar con tu padre sobre cómo te sientes. Puede que él no sea consciente del impacto que sus acciones tienen en ti. Usa un tono calmado y expresa tus emociones sin confrontación,
  • considera buscar a alguien en quien confíes, como un maestro, un familiar o un amigo de confianza, para que te escuche. A veces, compartir tus sentimientos puede ser un gran alivio, 
  • busca actividades que te permitan interactuar con otros jóvenes, como talleres de teatro, clases de música o grupos de interés. Esto puede ayudarte a hacer nuevas amistades y sentirte más conectada,
  • dedica tiempo a hacer cosas que disfrutes, como escuchar ópera, leer o ver películas que te interesen. Estas actividades pueden ayudarte a relajarte y encontrar un sentido de comunidad a través de tus intereses.Recuerda que tus sentimientos son válidos y que es importante cuidarte a ti misma. Si alguna vez te sientes abrumada, no dudes en buscar ayuda.

En una segunda escena el terapeuta dice:

Hola, Margarethe. Te aconsejo que:

  • la próxima vez, en el cine, permanezcas sentada cuando se bese una pareja en pantalla, 
  • trata de hacer deportes,
  • ve a una escuela de baile, 
  • y trata por todos los medios de mantener contacto con jóvenes de tu edad.

¿En cuál de las dos escenas el rol del terapeuta devino de la pregunta a un Chatbot (IA) y en cual se trató del consejo de un terapeuta humano? La segunda escena corresponde a los dichos de la vienesa Margarethe Lutz, la única paciente que se conocía viva de Sigmund Freud en el año 2016, quien ya con 89 años expresó en una entrevista que una sola sesión la “salvó”. Tras ese encuentro llegó a emanciparse, conoció a su futuro marido y en 1938, a los 20 años, se casó. Con casi 90 años mantenía el ejercicio de sus habilidades como escultora y como pintora (Gawlas, 2016).

El camino normativo

La incorporación de la IA en la psicoterapia plantea dilemas éticos y profesionales que deben ser abordados con cautela. Interpela la existencia de la profesión tal como la conocemos. Por un lado, es innegable que la IA ofrece oportunidades para mejorar el acceso a los servicios de salud mental, particularmente en áreas donde los recursos humanos y financieros son limitados. Pero plataformas como Woebot y CUX han demostrado que las tecnologías de IA están lejos de ofrecer el tipo de cuidados que caracteriza a la psicoterapia tradicional. Uno de los mayores desafíos que enfrenta la IA en el campo de la psicoterapia es su incapacidad para establecer un vínculo terapéutico genuino. Como se ha señalado anteriormente, este vínculo es esencial para el éxito del proceso psicoterapéutico, ya que permite al paciente sentirse comprendido y apoyado emocionalmente. Si bien la IA puede ofrecer una interacción simulada, carece de las cualidades humanas que permitan reproducir el vínculo que se genera entre un terapeuta y el relato singular del sujeto/paciente. En palabras de Estrada y Salazar: “La superación o reemplazo de los seres humanos por las inteligencias artificiales, no se daría en tanto pudieran definitivamente realizar las mismas labores, inclusive mejor, sino en tanto pudieran incorporar la moral y la ética en sus decisiones al actuar”. Además el uso de este tipo de tecnología en la psicoterapia plantea preocupaciones éticas. La privacidad y la confidencialidad de los datos del paciente son temas críticos que deben ser gestionados adecuadamente. La falta de una regulación clara y específica en muchos países latinoamericanos deja a los pacientes y a los profesionales vulnerables a posibles violaciones de privacidad y mal uso de la información. Las entidades profesionales de la psicología tienen la responsabilidad de liderar el debate sobre el uso ético de estas tecnologías, estableciendo pautas claras que protejan tanto la calidad del tratamiento como los derechos de los pacientes.

El impacto de la inteligencia artificial en la psicoterapia es un tema de debate creciente, con implicaciones profundas para la práctica profesional. El papel de las entidades profesionales en este contexto es crucial. No solo deben advertir a la comunidad sobre los riesgos del uso de IA en psicoterapia, sino también promover discusiones que unifiquen la práctica clínica con las nuevas tecnologías, siempre priorizando la ética profesional y el bienestar de los pacientes. Si bien la IA puede ser un complemento valioso en ciertos aspectos de la atención en salud mental, no puede, ni debe, sustituir el componente humano que define la atención en salud mental.

Referencias

Marcelo Clingo es Licenciado en Psicología. Universidad de Buenos Aires. Especialista en Ciencias Sociales y Humanidades. Universidad Nacional de Quilmes. Docente de Psicología General. Universidad Nacional de las Artes. Presidente de la Federación de Psicólogas y Psicólogos de la República Argentina (FePRA).


Andrea Vázquez es Licenciada en Psicología. Universidad de Buenos Aires. Doctora en Psicología. Universidad de Buenos Aires. Profesora Adjunta de Salud Pública y Salud Mental II. Facultad de Psicología. Universidad de Buenos Aires. Miembro de la Asociación de Psicólogas y Psicólogos de Buenos Aires (APBA).

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