PRESENTACIÓN DEL # 3 DE LA REVISTA

El Proyecto Sanitario en un Proyecto de País

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01/12/2017

Cada sociedad decide, en un acuerdo explícito o tácito, cómo va a darle contexto a la salud de la población. Esa interfase entre los servicios de salud, la economía y las decisiones políticas es el marco que solemos llamar “Sistema de Salud”. A su vez, este marco conceptual, en el que las decisiones económicas y políticas se dan, condicionará fuertemente el modo de organización de los servicios.

Cuando el gobierno de turno tiene un fuerte sesgo conservador en lo político y liberal en lo económico, los derechos sociales, y particularmente el derecho a la salud, se encuentran influidos por la lógica general del sistema. En estos contextos, los gobiernos y las instituciones especializadas suelen considerar que la problemática de la salud se encuentra principalmente vinculada a la arquitectura del financiamiento de la salud. Todo lo demás -el modelo de atención, la participación de la comunidad y los trabajadores en las decisiones, los modelos organizacionales, el pensamiento científico aplicado, la formación de los trabajadores, todo- se subsume en el planteo del financiamiento.

La operación cultural que lleva a comprender a las construcciones sociales como la mera suma de construcciones individuales, prolija o desprolijamente apiladas (a gusto del consumidor), es el paso consecuentemente posterior al pensamiento descrito. En este sentido, se propone pensar a la seguridad social exclusivamente desde el componente “seguros” y al sistema de salud en función de la eficiencia del uso del presupuesto. Suele afirmarse que el sistema público solventado por rentas, mediante subsidio a la oferta de los servicios de salud, es ineficiente en comparación con los organizados a través del pago por prestaciones, es decir, subsidio a la demanda mediante la constitución de seguros. Sin embargo, la realidad lo contradice como se ve en Europa donde los sistemas públicos comprometen, en promedio, el 9% del PIB contra el 11% en promedio para los que tienen el sistema basado en seguros, sin que esto condicione diferencias en el resultado sanitario del sistema.

Aún cuando en algunos casos, y en base a determinadas circunstancias, los seguros de salud pudieran contribuir inicialmente al desarrollo de sistemas más equitativos, si los servicios públicos de salud se encuentran en desventaja con respecto al sector privado -por histórica desinversión y transferencia de recursos- el riesgo beneficio de la concentración en aquellos actores que tienen o bien un capital de difícil acceso o bien las riendas del flujo financiero. Este proceso termina indefectiblemente en mayor inequidad.

Los aires contemporáneos que circulan por Argentina están teñidos de la pérdida de soberanía en todas las áreas, de los que de ninguna manera puede escaparse el sector de la salud. La extranjerización de la economía mediante el endeudamiento y fuga de capitales tiene como contracara el abandono de las políticas sociales que se entienden principalmente como déficit fiscal. El financiamiento alternativo posible es la toma de deuda específicamente asignada, con la consecuente pérdida de soberanía en las decisiones político-sanitarias. Ya sea por convicción o por condicionamiento, Argentina propone la aplicación de las políticas que el Banco Mundial viene aplicando en muchos países de Latinoamérica bajo el nombre de Cobertura Universal de Salud. En nuestro país, su puesta en marcha ya acarrea un premeditado desfinanciamiento del subsector público y de la seguridad social, que junto al deterioro de las condiciones generales de vida y al debilitamiento de las acciones de promoción y prevención están comenzando a producir estragos en la salud de la población.

Este número 3 de la Revista Soberanía Sanitaria tiene por objetivo central aportar un análisis profundo y de contexto respecto del modelo que se plantea imponer en la región, con énfasis en experiencias internacionales e históricas. Como en toda decisión política, deben atenderse los elementos externos que restringen las decisiones soberanas, pero considerarlos inevitables es un argumento falaz y, en cierta medida, cobarde. La política es el arte de lo posible, pero lo posible es socialmente determinado. Se vuelve útil recordar la insistencia de Mario Testa, publicada en el número anterior, sobre la necesidad de constituir un sujeto colectivo, con contundente capacidad organizativa y enraizamiento social, que tenga la capacidad de imponer una agenda de salud pensada para todos los habitantes de nuestro país como derecho de ciudadanía.

 

· Nicolás Kreplak, Daniel Gollan y Jorge Hoffmann · 

Dirección Editorial Revista Soberanía Sanitaria / Dirección General Revista Soberanía Sanitaria/ Secretario General ATE CDP Santa Fe