Un movimiento popular de ciencia y técnica. ¿Qué hacer?

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Este texto pretende articular dos dimensiones. La primera consiste en debatir un tema candente de la Argentina siglo XXI: el de Ciencia y Técnica. O sea: cómo las políticas del gobierno de la Alianza PRO-UCR están afectando nuestro sector y sobre todo cómo están poniendo en crisis (cuando no desarmando) la posibilidad de una ciencia soberana. La segunda dimensión consiste en presentar la emergencia de una nueva subjetividad política. Esto es: el sujeto científico, cuya responsabilidad –creemos– consiste en articular un programa de desarrollo científico-tecnológico popular con el objetivo de ponerlo a disposición de las grandes mayorías. Y por medio de ese programa, colaborar en la construcción de una alternativa política que signifique la derrota definitiva de un gobierno a todas luces decadente, porque se muestra incapaz de resolver los problemas que suscitan sus políticas y de un proceso emancipatorio.

Ciencia y Técnica

A principio de octubre de 2016, Macri envió al Congreso el proyecto de Ley de Presupuesto, en el cual ajustaba distintas áreas sensibles, entre ellas el de ciencia y técnica, luego de zamarrear al sistema universitario nacional. A partir de allí comenzó una batalla por discutir las implicancias de la reducción presupuestaria. Mediante distintas acciones en la calle, conferencias de prensa y audiencias con diputados y senadores, en una unidad que se expresó frente a la Plaza del Congreso el 27 de octubre, los espacios políticos/gremiales de Ciencia y Tecnología (CyT) y la Universidad logramos que el achicamiento del presupuesto destinado a nuestro sector no fuera tan salvaje como el gobierno pretendía y que no se afectase la autarquía de CONICET para la designación de cargos. Sin embargo, el recorte se realizó y la consecuencia inmediata del ajuste se expresó sobre nuestras/os compañeras/os que –recomendados por las instancias de evaluación de CONICET– quedaron fuera de la Carrera del Investigador Científico (CIC).

En este contexto, en diciembre pasado se desarrolló la toma del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. En ese contexto, y por segunda vez, en unidad, los espacios políticos/gremiales de CyT logramos conquistar un año de salario para el conjunto de las y los recomendados y una mesa de negociación mixta en la cual, se supone, se discutirán los puestos en donde esas y esos compañeros desarrollarán su trabajo de investigación. En este punto, nuestra agrupación, Científicos y Universitarios Autoconvocados/Buenos Aires (CyUA – Bs As), desde el principio desechó las medias tintas con el objetivo de sostener que todos los investigadores evaluados positivamente deben estar dentro del CONICET. No solo porque es el organismo para el que concursaron y fueron recomendados, sino porque su eventual no aceptación empezaría a poner en jaque el organismo: su cierre virtual (por ahora) y la descentralización del sistema público de ciencia y técnica.

Con lo que pasó a lo largo de 2016 en el ámbito de Ciencia y Técnica podemos decir que el gobierno PRO-UCR expresa un sentido de perfiles nítidos: nos ha dado sobradas muestras que su perspectiva es elitista, pese a los slogans de campaña de Macri. El ajuste general en el sector, que se expresó durante todo 2016 en los organismos descentralizados y a fin de año con el conflicto por los ingresos a CIC en Conicet, manifiesta la pretensión de este gobierno de reducir al mínimo la producción científico-tecnológica nacional, mantener aquello que se vincula al desarrollo de las grandes empresas y el resto comprarlo en el exterior. En términos un poco más generales, más allá del sistema de CyT, la crisis se descarga en las amplias mayorías a quienes se les aplica un ajuste y restricción de derechos para garantizar mayor concentración y acumulación de la riqueza en poquísimas manos. En cuanto a nuestro sector, la ecuación es sencilla: se pretende provocar una fuga de cerebros, o sea, exportar científicos formados en nuestras universidades públicas para importar los productos científico-tecnológicos que desarrollan los países centrales. “Materias primas” a cambio de productos manufacturados: es el sentido clá- sico de todo colonialismo.

Desde CyUA-Bs As creemos que esta política no responde a las necesidades de las mayorías. No se trata de la mera técnica, se trata de cómo la producción de CyT puede contribuir a mejorar concretamente la vida del pueblo argentino dentro del esquema de un proyecto emancipatorio, tal es como la investigación sobre enfermedades regionales (chagas, cólera, chikunguña, que afectan especialmente a las mayorías pobres y que no forman parte de las agendas científicas de las multinacionales. Creemos enfáticamente que no hay alternativa política sin programa de desarrollo científico-tecnológico popular y el nuevo sujeto científico, cuya emergencia se dio a fines de 2015, tiene la responsabilidad de ponerlo en la discusión de las grandes mayorías.

 

Cómo nominar las cosas para la acción

En noviembre de 2015 varios cientos de científicas y científicos nos movilizamos para intentar torcer el balotaje.

Pero ya en ese entonces emergía una novedad: en ese momento de crisis coyuntural nos reconocíamos como científicos. En este sentido, intentamos manifestarnos “mostrando” de qué trabajamos y nuestro intento de “diálogo” estaba dirigido a otros trabajadores, los que pasan a diario por las estaciones de trenes. Decimos esto porque nuestras primeras manifestaciones pú- blicas se llevaron a cabo en los halls de las estaciones de Constitución y Retiro. Esta emergencia de las y los trabajadores de Ciencia y Técnica en la escena pública tuvo su expresión en el armado de nuestro espacio: CyUA-Bs As. Esta denominación tiene varias aristas que vale la pena destacar:

  1. Autoconvocados. Este primer término tiene su interés. Se autoconvoca una nueva subjetividad cuando no hay ninguna otra que te convoque a hacer algo. En este sentido, nos congregamos bajo una “identidad” que nos permita sentirnos contenidos, sin poner en primer plano ni las tradiciones militantes de cada uno ni las afinidades políticas preexistentes, exceptuando la clara oposición, entonces, a la potencial victoria de la alianza Cambiemos. Por otra parte, nos convocamos apelando a una necesidad vinculada a la coyuntura del balotaje, ya que las organizaciones políticas populares –en su mayoría– no tuvieron la capacidad de convocar o congregar los distintos sujetos sociales para expresar un repudio unánime y decir No a Macri. En los momentos aciagos pre balotaje, sí vimos a multitudes de ciudadanos en las plazas y en distintos lugares públicos diciendo de diferentes formas que no queríamos que Macri fuera nuestro presidente, pero más allá de esa negación no vimos actuar a las fuerzas políticas para tratar de encauzar esas formas de indignación múltiple, para que la negación tuviera su correlato político.
  2. Universitarios. Apelar a compañeras y compañeros que estudiamos y trabajamos en la universidad, nos permite recuperar y hacernos cargo de la enorme tradición de lucha de ese movimiento universitario que se densifica a partir de la Reforma Universitaria de 1918 –que está por cumplir cien años– y que desde la ciudad de Córdoba se expandió hacia múltiples países latinoamericanos.
  3. Científicos. Sobre esta palabra se cifra tal vez la novedad histórica y nuclear de nuestro espacio. Palabra entroncada con las condiciones objetivas de un sistema científico público. Sistema jerarquizado, ampliado y extendido nacionalmente en los últimos 12 años, que hoy cuenta con 25 mil trabajadores, que se transforman en 70 mil, si consideramos el amplio conjunto de las y los investigadores de las Universidades Nacionales y los otros organismos científicos (INTA, INTI, CNEA, CONAE, etc).

Etapas y proyecciones

Noviembre de 2015 fue el hito fundacional de un nuevo movimiento histórico, en el sentido que no existía antes en la Argentina. Y sobre todo, de características populares: el movimiento de científicas y científicos. Esto no significa que no tengamos antecedentes de lucha de científica/os –y muy valiosos, que por cierto reconocemos–, tal como recuerdan muchos de nuestros compañeros de generaciones anteriores. Sin embargo, vale hacer una distinción entre luchas de tipo gremial/sectorial y la organización de un nuevo movimiento popular. De algún modo, esta organización responde a una vieja y para nada perimida consigna de alto voltaje en este año 2017: ¿Qué hacer?

El año 2016 ha sido de enormes esfuerzos y de distintos grados de acciones en lo concerniente a nuestro espacio. La finalidad ha sido llevar adelante dos objetivos políticos:

  • Colaborar en la desarticulación del vínculo material y moral que une a una porción apenas mayoritaria de la sociedad civil con el gobierno del PRO-UCR.
  • Contribuir a fortalecer al movimiento popular para construir una alternativa política de características populares que reemplace a un sistema configurado por la CEOcracia. En este sentido, la organización CyUA pretende contribuir a la gran tarea de dotar al conjunto del movimiento popular de un “Programa de Ciencia y Técnica”. Para ello, entendemos que el conjunto del movimiento popular debe estar en condición de discutir qué ciencia y técnica necesita la Argentina para su propio desarrollo soberano, en contacto con los intereses latinoamericanos. Es decir, cuál es el sistema científico tecnológico que requerimos en términos nacionales y continentales, capaz de abordar los problemas derivados de los déficits de salud, hábitat, vivienda, educación, trabajo, producción y tantos otros.

La perspectiva es que en el corto y mediano plazo el desarrollo científico-tecnológico de raigambre popular forme parte del acervo de los derechos colectivos del pueblo argentino a ampliar y defender. O sea, derechos que puedan integrarse a otros, productos de las luchas históricas, por ejemplo, el aguinaldo o las vacaciones pagas, los derechos humanos y la educación pública y gratuita. Valores y sentidos arraigados en nuestro pueblo y también en peligro, porque son altamente cuestionados por el gobierno de la alianza PRO-UCR en las figuras de Gómez Centurión, Lopérfido y el mismo presidente Macri, por ejemplo, a través de sus declaraciones y de las políticas públicas que su gobierno instrumenta con el objetivo de restringir derechos conquistados por las luchas colectivas del pueblo argentino.

Para ello, desde el comienzo postulamos como valor indeclinable la unidad, en el respeto de la diversidad propia de nuestra configuración como espacio y de las otras fuerzas populares. En este sentido, nuestros esfuerzos estuvieron orientados a ayudar a concretarla a través de la iniciativa política y militante. Creemos que la unidad es posible bajo la premisa de respetar la diversidad, las tradiciones de lucha e identidades de cada fuerza. Nuestra posición se orienta hacia el respeto de la autonomía de cada organización, de las distintas metodologías de lucha, espacios de actuación y prácticas políticas que cada espacio adopte, porque entendemos que es la forma de enfrentar a este gobierno y sus políticas de ajuste. En esta dirección, aspiramos a que las diferencias no se cristalicen en divisiones del movimiento popular, sino que por el contrario fortalezcan la unidad en la diversidad, en la construcción de alternativa política cuyas primeras manifestaciones deberían verificarse en 2017, un año clave para la Argentina, ya que se trata de un año electoral, y un momento clave por lo que concierne a la articulación de lo popular.

 

· Científicos y Universitarios Autoconvocados – Buenos Aires ·

Es un colectivo de investigadores y becarios de CONICET e investigadores, docentes y estudiantes de las universidades públicas autoconvocados de CABA y conurbano.

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