El trabajo y la salud en tiempos de pandemia

FOTOGRAFÍA: JOSE NICOLINI

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La coyuntura actual acelera la crisis del sistema de reproducción dominante y expone los intereses en disputa de los trabajadores por un lado y el capital por el otro. La tarea es construir un nuevo modo de relacionarse que interrumpa la multiplicación de la miseria y destrucción del medioambiente.

El virus SARS-CoV-2 es invisible, pero puso al descubierto la trama social, productiva e ideológica que subyace bajo la cantidad de infectados, recuperados y muertos que se contabilizan diariamente desde que comenzó la pandemia. El mapa mundial hace visible al virus y muestra la evolución minuto a minuto que va teniendo la expansión de la enfermedad.

Antes de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunciara el 11 de marzo del 2020 la epidemia mundial de COVID-19 y convocara a los países a tomar medidas urgentes y agresivas, estábamos atravesando transformaciones profundas en las relaciones laborales dominadas por el neoliberalismo con modificaciones sustanciales en los procesos productivos en todas las ramas. Junto a estas transformaciones los sistemas de salud y seguridad social sufrían el efecto privatizador devastador de las políticas neoliberales.

¿Se creará un nuevo mundo posglobalista (posliberal) sobre los escombros del globalismo? Cuanto antes reconozcamos este giro en particular, más preparados estaremos para enfrentar los nuevos desafíos.

Con la expansión territorial y el incontenible aumento de infectados y muertos, la crisis hace que la globalización neoliberal comience a derrumbarse de manera rápida e irrevocable; hace tiempo que mostraba signos de crisis, pero la epidemia ha aniquilado todos sus principales axiomas: la apertura de las fronteras, la efectividad de las instituciones económicas existentes y la efectividad de las élites gobernantes. La globalización ha caído ideológicamente (liberalismo), económicamente (redes globales) y políticamente (liderazgo de las élites occidentales).

Si tratamos de mirar hacia el futuro con incertidumbre y apertura, podemos predecir algunos de los escenarios más probables o circunstancias particulares. ¿Se creará un nuevo mundo posglobalista (posliberal) sobre los escombros del globalismo? Cuanto antes reconozcamos este giro en particular, más preparados estaremos para enfrentar los nuevos desafíos.

Debajo del mapa de la pandemia queda subsumida la contradicción y el antagonismo entre el capital, las fuerzas del trabajo y las formas de relacionarnos con la naturaleza. Se tensiona la disputa ideológica y se tensan los mecanismos de producción de subjetividades individuales y colectivas que configuran respuestas desiguales en el afrontamiento de una enfermedad desconocida que no tiene ni tratamiento eficaz ni vacuna para prevenirla.

Ricardo Forster nos advierte: “El neoliberalismo es mucho más que la financiarización del capitalismo; el neoliberalismo se ha sostenido y expandido gracias a una profunda y colosal captura de las subjetividades. Valores, formas de la sensibilidad, prácticas sociales, costumbres, sentido común han sido atravesados y reescritos por la economización de todas las esferas de la vida.”

Así, la epidemia mundial de COVID-19 en el plano de la subjetividad adquiere forma de “infodemia”. La OMS lleva tiempo usando la palabra infodemic para referirse a la sobreabundancia informativa falsa y a su rápida propagación entre las personas y medios.

La infodemia genera temor, desconcierto, malestar, sufrimiento, parálisis, altera y desequilibra la necesaria salud mental para poder afrontar las medidas de prevención y cuidado individuales, familiares y colectivos. Desde los medios de información y las redes sociales se libra una batalla que adquiere la forma de infodemia, pero en su contenido también tiende a instalar la necesidad de priorizar los intereses del capital concentrado antes que la vida.

La crisis, el COVID-19, los efectos en el mercado laboral y en el mundo del trabajo

El Informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) del 7 de abril 2020, manifiesta: “Las medidas de paralización total o parcial ya afectan a casi 2700 millones de trabajadores, es decir: a alrededor del 81% de la fuerza de trabajo mundial. En el segundo trimestre de 2020 habrá́ una reducción del empleo de alrededor del 6,7 por ciento, el equivalente a 195 millones de trabajadores a tiempo completo.”

La OIT estima que en todo el mundo entre 8,8 y 35 millones de personas más estarán en situación de pobreza laboral, frente a la estimación original para 2020 que era de una disminución de 14 millones a nivel global. Se prevé, además, un aumento exponencial del subempleo, puesto que las consecuencias económicas del brote del virus se traducirán en reducciones de las horas de trabajo y los salarios.

En nuestro país desde el comienzo de la cuarentena el mercado de trabajo se ha visto afectado de la siguiente manera: “ Entre ruptura contractual o riesgo de ruptura contractual y riesgo salarial, 154 hechos, que afectan a 309.672 trabajadores/as. Se registraron 12.609 casos de despidos y suspensiones. Relativo al riesgo salarial, se registraron 297.063 casos, que se corresponden con atraso de pago de salarios (3.070), reducciones salariales (54.030), suspensiones con reducción salarial (8.480) y acuerdos entre partes para la reducción salarial (231.483).

El SARS-CoV-2 vuelve a traer a un primer plano del escenario la confrontación entre el capital y los trabajadores, las reformas neoliberales con sus modelos flexibilizadores, precarizadores, el estímulo al emprendedurismo, la meritocracia, el ataque a la sindicalización, la seguridad social, las diversas formas que adquiere el salario indirecto en los Estados de Bienestar y las Democracias con Contenido Social.

La OIT estima que en todo el mundo entre 8,8 y 35 millones de personas más estarán en situación de pobreza laboral, frente a la estimación original para 2020 que era de una disminución de 14 millones a nivel global.

Avances, conflictos y limitaciones

Frente a esta pandemia, ante la magnitud y la falta de medios preventivos y terapéuticos específicos hay tres respuestas que son fundamentales:

1. El distanciamiento social
2. Información saludable para combatir la infodemia
3. Solidaridad activa.

En Argentina el presidente Alberto Fernández decretó el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio el 19 de marzo de 2020 a través del Decreto Nº 297/20 estableciendo un conjunto de actividades que eran esenciales y estaban excluidas de la cuarentena. Conformó un Gabinete de Crisis donde la centralidad la tiene el Ministerio de Salud Pública de la Nación y generó un equipo de asesores integrado por científicos especialistas en infectología, salud y epidemiología. El objetivo fue y continúa siendo la contención del contagio, preparar la infraestructura sanitaria y asistencial para cuando se den los picos máximos del COVID-19 y atender los enfermos en estado crítico con recursos suficientes. Estas medidas correctas y oportunas comenzaron a ser cuestionadas y sometidas a una creciente ofensiva mediática y política de parte de los sectores empresariales, financieros y la derecha para romper la cuarentena y priorizar las ganancias sobre la salud de la población.

Era y es ingenuo pensar que la epidemia de coronavirus hiciera desaparecer los antagonismos entre la oposición y un gobierno que se propone reparar los efectos nefastos sobre el empleo, el salario, la industria y la sociedad que dejaron cuatro años de neoliberalismo.

En una combinación de infodemia con apocalipsis económica social desde las redes sociales, personas con identidad desconocida publican información que confunde y ocasiona sentimientos encontrados distorsionando “la realidad”, y los medios de comunicación hegemónicos se dieron la tarea de romper la cuarentena y el alto nivel de disciplina social, unidad y confianza en el gobierno de Alberto Fernández.

Es ingenuo pensar que la pandemia hiciera desaparecer los antagonismos entre la oposición y el gobierno.

Quien encabezó el chantaje fue la empresa Techint con 1.450 despedidos simultáneamente con el anuncio de la prolongación de la cuarentena. Le siguió Nicolás Caputo y otros empresarios inescrupulosos. Patricia Bullrich organizó los cacerolazos que anticipó el diario “La Nación” una hora antes de que estos ocurrieran.

En plena pandemia, contestando la invitación del presidente a ser solidarios, a proteger la vida en vez de la economía y resignar ganancias extraordinarias, estos sectores desafían la autoridad presidencial y nos recuerdan que “nos salvamos entre todos o no se salva nadie”, un eslogan potente para alimentar la épica popular de la guerra colectiva contra el enemigo invisible. Ellos son los mismos que sobrevivieron muchas veces a crisis devastadoras y varios cumplen más de 100 años en el centro de la escena política y económica. Son empresas como Techint, Mirgor, Autopistas del Sol, las Cámaras de Clínicas y Sanatorios Privados y las Empresas Prepagas de Salud o la Unión de Aseguradoras de Riesgos del Trabajo, la Mesa de Enlace y los grupos de medios que sostuvieron a Cambiemos, que desatan una guerrilla contra el keynesianismo de guerra del Frente de Todes.

Fotografía: Jose Nicolini

Las medidas que tomó el gobierno para acompañar a los sectores más vulnerables, a las PyMEs, a las empresas y a los jubilados demuestran que la diferencia en los efectos en salud de la crisis no es solo un problema de carácter biológico sino básicamente de políticas de Estado de carácter económico – social.

La pandemia, sus efectos y expresiones en el plano de la relación salud y trabajo nos pone, a su vez, ante la oportunidad y necesidad de reestructurar nuestro sistema de prevención en materia de seguridad y salud en el trabajo.

Distanciamiento social con un Estado activo tanto en el frente sanitario como en el económico y social, sumado a infinidad de manifestaciones de solidaridad activa son los elementos fundamentales que están garantizando la etapa de contención de la epidemia.

La pandemia, sus efectos y expresiones en el plano de la relación salud y trabajo nos pone, a su vez, ante la oportunidad y necesidad de reestructurar nuestro sistema de prevención en materia de seguridad y salud en el trabajo, en la legislación en relación con la enfermedad y reparación que sufren los trabajadores como consecuencia de las condiciones y medioambiente de trabajo inadecuadas y las enfermedades ocasionadas por el trabajo.

Coincidiendo con Ricardo Forster, este es “el tiempo de hacer algo, de girar dramáticamente en nuestra loca carrera consumista y egocéntrica es hoy, ahora, mañana es un horizonte lejano e inalcanzable si no somos capaces de construir otro modo de hacer y de convivir con nosotros y con la naturaleza. Un más allá del capitalismo financiarizado y su parafernalia de productivismo ciego y rentabilidad egoísta que solo le ofrece bonanza a un 20% de la humanidad mientras esa bonanza multiplica la miseria de miles de millones y la destrucción del ambiente”.

Pueblo Esther. Provincia de Santa Fe
26 de abril 2020.

· Jorge Kohen ·

Investigador del Consejo de Investigaciones de la Universidad Nacional de Rosario, Director de la Carrera de Especialización en Medicina del Trabajo y Secretario de Extensión Universitaria de la Facultad de Ciencias Médicas y Profesor Adjunto en la Facultad de Psicología de esa misma casa de altos estudios.

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