PRESENTACIÓN DEL #4 DE LA REVISTA

El Movimiento Sanitario Nacional y el núcleo de la Salud Mental

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01/06/2018

La construcción del derecho a la salud, desde la generación de la necesidad a su cumplimiento efectivo, precisa de la constitución de al menos un movimiento que tensione la agenda política por conseguirlo. Sin dudas deberá ser un movimiento amplio, multisectorial y de distribución federal. Si nos acercamos a conocerlo con mayor detalle veremos que existen en su interior importantes núcleos que son atraídos por el movimiento y que a la vez lo construyen, deforman, transforman, piensan y practican.

En este número, y los próximos tres de la Revista Soberanía Sanitaria, dedicaremos un especial esfuerzo en conocer, comprender y estimular el desarrollo de algunos núcleos temáticos particulares, con sus poblaciones, que dan singularidades conceptuales y políticas al movimiento sanitario nacional. Profundizaremos en la interculturalidad en la salud y en los pueblos originarios, el movimiento feminista y de géneros, la fuerza laboral en la salud y el movimiento por la salud mental, el protagonista en esta oportunidad.

A lo largo de la historia los padecimientos mentales fueron, y aún son, asociados a discriminación, persecución y, consecuentemente, violaciones a los derechos humanos. El movimiento de salud mental emerge, entonces, como un movimiento que entrelaza salud con derechos humanos. La criminalización continúa siendo política de Estado en torno a las problemática de las adicciones y la llamada “guerra contra las drogas” el paradigma para combatirla. La violación a los derechos humanos parece ser inherente a ámbitos públicos y privados, ejerciendo particular violencia en la salud mental de su población. Los ejemplos más extremos, algunos de ellos abordados en este número, se encuentran en unidades penitenciarias y hospicios psiquiátricos.

También es un movimiento naturalmente interdisciplinario que contrasta con el conocido Modelo Médico Hegemónico. La interdisciplina como eje en el abordaje de los padecimientos mentales, pone en un plano de igualdad a todas las disciplinas reconocidas. Esta “democratización” del poder, apunta a los efectos primordiales de brindar y garantizar a las personas que demandan atención, una visión amplificada de los padecimientos mentales, por parte de múltiples saberes clínicos-terapéuticos y sociales, sin hegemonías de ninguna índole.

Para agregarle una mayor complejidad al asunto, el campo de la salud mental brinda herramientas para la práctica clínica asistencial, pero también para el abordaje de las problemáticas de la salud en una dimensión comunitaria, en prácticas de prevención y promoción de la salud. Finalmente, y también será abordado en este número, aporta una perspectiva para el análisis político e inclusive, para el diseño de políticas públicas. Nuevamente, y para poner un ejemplo, la lucha de paradigmas nos permitirá pensar políticas educativas comprendiendo los condicionamientos sociales de la subjetividad o utilizando herramientas de las neurociencias para optimizar el aprendizaje.

Finalmente, la incorporación de diversos aportes o perspectivas emanadas del campo de la salud mental llegan, o deberían llegar, a otras áreas de la salud y de la sociedad en general. De esta manera se visibilizarían problemáticas presentes e ignoradas que producen gran padecimiento y que, al intentar evitar la estigmatización, produce más barreras al acceso a la salud. Ejemplos claros son el alcoholismo, la depresión en los adultos mayores, las consecuencias de la violencias de género y domésticas, etc.

Con este breve recorrido sobre la complejidad y amplitud de la esta temática alcanza para justificar que este número 4 de esta revista, en el segundo año de edición, se dedique a la Salud Mental. Sin embargo resta mencionar la significativa importancia que el movimiento político organizado alrededor de la salud mental adquiere en nuestro país, capaz de generar leyes paradigmáticas, oponerse a las políticas internacionales como las provenientes de EE.UU. en torno al narcotráfico y resistir los embates de un gobierno neoliberal que pretende retroceder en la senda de los derechos humanos.

Este número está dedicado no solo a profundizar o intercambiar opiniones entre los militantes y profesionales del campo de la salud mental, sino a la articulación de este con el campo de la salud y la apertura a la posibilidad de que todos y todas podamos aprovechar los aportes conceptuales y la construcción política originadas en este núcleo del movimiento sanitario nacional.

 

· Nicolás Kreplak, Daniel Gollan y Jorge Hoffmann · 

Dirección Editorial Revista Soberanía Sanitaria / Dirección General Revista Soberanía Sanitaria/ Secretario General ATE CDP Santa Fe