MEDIOS DE COMUNICACIÓN E INTERCULTURALIDAD

Cargado de xenofobia

FOTOGRAFÍA: FERNANDO LÓPEZ

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La intensificación del discurso xenófobo en los medios de comunicación nos obliga constantemente a visibilizar las relaciones de poder y desigualdades implícitas. El sistema de salud nacional fue el escenario elegido para la mediatización y posterior institucionalización de este discurso en la trastienda de un año electoral. En esta nota Ezequiel Varela reflexiona sobre algunos elementos para pensar la interculturalidad y desnaturalizar las desigualdades sociales del sistema y su relación con la salud.

Una mirada desde la gestión cultural

Una perspectiva intercultural implica el reconocimiento de la existencia de identidades que nunca están completas en sí mismas sino que son parte de un proceso de construcción a partir de sus interacciones. El Doctor en Literatura Hispanoamericana Víctor Vich señala que “la interculturalidad aspira a subrayar que todas las identidades surgen siempre de la interacción social y son producto de múltiples negociaciones frente a las distintas formas del poder” y agrega: “una propuesta intercultural no debe contentarse con desarrollar estrategias de tolerancia ante las culturas diferentes ni, mucho menos, de intentar construir la ilusión de un diálogo como si el espacio de este fuera neutral y aséptico. Toda propuesta intercultural debe subrayar que, en las condiciones actuales, los diálogos ocurren siempre en un contexto que está marcado por la dominación histórica de una cultura sobre otra, por la autoproclamación de un lugar de enunciación como epistemológicamente superior y por una economía de mercado que siempre aspira a borrar sus intereses económicos y que niega o desacredita todo elemento que intente reconfigurar el sistema de otra manera”.

El caso Vilca

El accidente sufrido por el músico jujeño Manuel Vilca, el último 8 de diciembre en Oruro, y la polémica por los gastos médicos efectuados por su familia fueron utilizados por el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, para volver a embestir contra el presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales, a quien cuestionó por el “trato inhumano” que supuestamente reciben los argentinos en su país. Por su parte, el gobierno boliviano, a través de una carta efectuada por la Dra. Gabriela Montaño Viaña, Ministra de Salud, le contestó al gobernador de Jujuy argumentando que “Manuel tuvo la opción de recibir las mismas prestaciones de salud que reciben las bolivianas y los bolivianos, al igual que todos los extranjeros y las extranjeras que se encuentran en territorio boliviano, si así lo necesitan. Es decir, no hubo ningún tipo de discriminación por su nacionalidad. De esta manera, Manuel fue atendido en la ciudad de Oruro, donde él mismo hizo el alta solicitada para trasladarse a la ciudad de Cochabamba”. En la carta, además se sostiene que Bolivia “en 2006 ha recibido un sistema de salud deteriorado y desatendido, gracias a las políticas neoliberales y antipopulares aplicadas por alrededor de 20 años en mi país. Sin embargo, gracias a la recuperación de nuestros recursos naturales y al crecimiento económico que hemos logrado, que es uno de los más altos en la región, tenemos ahora la capacidad de encarar nuevos y grandes retos, entre varios, el de dotar a nuestra población de una atención en salud digna”. La misma finaliza con el anuncio de un Sistema Único de Salud universal y gratuito en el país hermano que será implementado en su primera fase a partir de marzo del corriente año, y que además contempla a las personas extranjeras que se encuentren allí.

Tras los cruces diplomáticos, el pasado 6 de febrero se aprobó en la legislatura jujeña (con votos únicamente oficialistas) la Ley 6.116 que crea un Sistema Provincial de Seguro de Salud para Extranjeros. El rechazo llegó rápidamente a través de un documento firmado por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), la Comisión Argentina para Migrantes y Refugiados (CAREF) y Amnistía Internacional, entre otros, que señala que la ley es inconstitucional por tratarse de un avasallamiento a los derechos de todas las personas migrantes y por desconocer la incompatibilidad de una ley provincial que restrinja derechos y los siguientes marcos normativos nacionales e internacionales:

  • La ley de Migraciones N° 25.871 determina que el Estado argentino tiene la obligación de brindar el acceso a la salud (Art. 8) y asimismo garantizar de manera absoluta la igualdad de esos derechos entre personas nacionales y extranjeras, sin lugar a cualquier restricción en base al estatus migratorio (Art. 6).
  • El Estado argentino, a través del art. 75 de la Constitución Nacional, incorporó tratados internacionales con normas específicas que resguardan la vida y la salud de todos los habitantes del territorio nacional.
  • La Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, establece que los Estados parte se han comprometido a prohibir y eliminar toda forma de discriminación en el terreno de los derechos económicos, sociales y culturales, particularmente, entre otros “el derecho a la salud pública, la asistencia médica, la seguridad social y los servicios sociales” y reafirma el compromiso que tienen los Estados de garantizar el derecho a la salud y a la atención médica y sanitaria a todas las personas en condiciones de igualdad, sin distinción de raza, color y origen nacional o étnico.
  • La Convención Americana sobre Derechos Humanos reconoce que los derechos esenciales del hombre no nacen del hecho de ser nacional de determinado Estado, sino que tienen como fundamento los atributos de la persona humana, razón por la cual justifican una protección internacional.

Pero, ¿qué significa entender la salud en clave intercultural? Para Fernando Martinicorena, Dr. en Salud Mental Comunitaria, docente de la Licenciatura en Enfermería e investigador de la Universidad Nacional de Avellaneda, implica “pensar las prácticas en salud como prácticas interculturales y obrar en consecuencia. La praxis (saber hacer) se constituye en la escena en la cual habitan los testimonios a modo de diálogo entre la historia de las prácticas culturales de la salud que refieren los unos y los otros (de lo que es saludable y no, por ende de aquello que se necesita y lo que no). La interculturalidad en salud implica a la emergencia de la historia y en función de ella qué es aquello que se puede compartir, consensuar, aplicar”, y agrega: “el sistema de salud debe intervenir con un  migrante como lo hace con cualquier ciudadano, esto está contemplado en el sistema jurídico. No obstante, una real transformación en la atención del migrante será producto de algo más complejo que incluya transformaciones en las políticas en salud, en el sistema sanitario y en el sujeto que trabaja en el área. La política en salud es la que define y planifica la gobernabilidad de los procesos de atención sanitarios. Por lo tanto, habrá tantos cambios en el proceso de atención como cambios haya en las políticas en salud. Si bien la atención de la salud es fuertemente atravesada por estos lineamientos políticos, también se encuentra afectada por las instituciones empleadoras (hospitales, centros de salud, programas) y los gremios y asociaciones. Estos actores también atraviesan el proceso de atención de la salud y el mismo implica la presencia de al menos tres actores sociales en interacción: los referentes políticos a través de sus normativas, los equipos de salud y la comunidad que hacer uso de los servicios de salud”.

El discurso neoliberal señala a los migrantes como responsables de las deficiencias del sistema público para evitar cuestionamientos al modelo económico que propugna.

La salud es el otrx

El discurso neoliberal, masificado a través de los medios de comunicación, aspira a cerrar las identidades migrantes, presentándolas a la opinión pública como las culpables, en este caso de las deficiencias de un sistema de salud público, para evitar cuestionamientos al modelo económico que lo sustenta. Por eso, desde la mirada de un gestor cultural, nuestro rol debe ser el de visibilizar lo que busca imponerse como lo dado, desnaturalizando discursos enmarcados en la xenofobia y el racismo, para discutir los verdaderos desafíos de pensar un proyecto de soberanía sanitaria dentro de un modelo de soberanía política y cultural con justicia social como bandera que nos hermane en las diferencias.

· Ezequiel Varela ·

Expresidente del Centro de Estudiantes de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Avellaneda. Estudiante de Gestión Cultural (UNdAv). Miembro del Instituto IDEAL (Quilmes).

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